La promesa de Israel de responder ante el reciente ataque con misiles por parte de Irán ha llevado a diplomáticos de diversas naciones a buscar urgentemente alternativas para evitar una posible guerra de gran magnitud en la región. En este contexto, la agencia de noticias AFP consultó a cinco especialistas para obtener una perspectiva sobre las motivaciones de Irán, las posibles reacciones de Israel y los temores asociados con una escalada del conflicto.

En el último año, se ha considerado que la República Islámica ha enfrentado numerosas humillaciones a manos de Israel, lo que ha socavado su estrategia de forjar alianzas en el Oriente Medio. Entre sus aliados se encuentra el llamado «eje de la resistencia», que incluye al grupo palestino Hamas, al Hezbollah del Líbano, a los rebeldes hutíes de Yemen y a diversos grupos armados chiítas en Irak y Siria.

Desde octubre del año pasado, Israel ha llevado a cabo una ofensiva en Gaza en respuesta a un ataque sin precedentes lanzado por Hamas en suelo israelí, que resultó en la muerte de 1,200 personas y el secuestro de 250 más, muchas de las cuales todavía están en cautiverio. La situación ha empeorado aún más con la reciente muerte de Ismail Haniyeh, líder político de Hamas, quien fue asesinado en Teherán en julio.

La situación en Líbano también se ha deteriorado, con ataques coordinados que han dañado severamente a Hezbollah. Esta organización ha visto debilitada su posición tras la muerte de su líder, Hassan Nasrallah, en un ataque con misil israelí en Beirut, que también acabó con la vida de un general iraní.

Respecto a la respuesta de Irán, después de un ataque israelí en abril contra su consulado en Damasco, Teherán lanzó 300 misiles y drones hacia Israel, aunque la mayoría fueron interceptados. En el ataque más reciente, que incluyó otros 200 misiles, se observó que estos disparos fueron en gran medida «simbólicos». Según K. Campbell, un experto en inteligencia militar, «todos los sistemas de defensa aérea tienen un punto de saturación, e Irán parece haberse mantenido deliberadamente por debajo del punto de saturación de la defensa aérea israelí».

Jon Alterman, un especialista del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales en Washington, opinó que «no creo que Irán quiera una gran guerra regional». Por su parte, James Demmin-De Lise, un analista político, sostiene que Israel probablemente intentará capitalizar su situación actual, ya que «Irán está ahora totalmente debilitado, ya que sus aliados han sido diezmados».

Una fuente diplomática europea, que pidió permanecer en el anonimato, expresó su preocupación sobre el riesgo de una «extensión del conflicto». Según esta fuente, el equipo del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu se muestra «un poco eufórico, pensando ‘tenemos a Nasrallah, vamos a cambiar Oriente Medio'». A su vez, el ex primer ministro israelí Naftali Bennett abogó por un ataque militar más específico dirigido a las instalaciones nucleares de Irán.

Sin embargo, Israel ya enfrenta luchas en dos frentes: Gaza, donde más de 41,000 palestinos han muerto, según el Ministerio de Salud de Hamas, y el sur de Líbano, donde se ha iniciado una operación terrestre contra Hezbollah. Alterman advierte que «Israel ha tenido muchos éxitos en las últimas dos semanas, que no querría poner en peligro» y sostiene que el país deberá elegir entre «asegurarse una victoria o redoblar la apuesta por una estrategia que ha estado dando resultados».

El Consejo de Seguridad de la ONU tiene programada una reunión de emergencia para discutir la situación en Oriente Medio, aunque este organismo es visto como ineficaz y dividido. En cuanto al rol de Estados Unidos, el único país con potencial para influir en Israel, el gobierno de Joe Biden ha demostrado tener una capacidad limitada. Después del asesinato de Nasrallah, Biden reiteró el apoyo estadounidense al «derecho de Israel a defenderse contra Hezbollah, Hamas, los hutíes y cualquier otro grupo terrorista respaldado por Irán». Sin embargo, no ha logrado establecer un alto el fuego en Gaza ni ha tenido éxito en su postura respecto a la ofensiva terrestre israelí en Líbano.

Jordan Barkin, un analista político israelí, considera que «lo más probable es que el presidente Biden intervenga para negociar, pero dudo que tenga mucha influencia». Dado que Estados Unidos no tiene relaciones directas con Irán, cualquier esfuerzo diplomático para reducir tensiones requeriría la participación de países europeos o de la región. Hasni Abidi, director del Centro de Estudios e Investigación sobre el mundo árabe y mediterráneo, concluyó que «todo dependerá de la reacción israelí y de los consejos y los esfuerzos del gobierno estadounidense, que en este momento no tiene ningún interés en involucrarse en una guerra regional».

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