El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, emitió recientemente una contundente advertencia dirigida a Israel, asegurando que no permitirá la anexión de Cisjordania. En un mensaje que parecía dirigido directamente al gobierno de Benjamin Netanyahu, el mandatario se mostró categórico al declarar que «ya ha sido suficiente», marcando con claridad los límites de Washington frente a las aspiraciones territoriales de Tel Aviv en la región.
Las declaraciones de Trump se produjeron en el Despacho Oval durante un encuentro con periodistas y refuerzan el rol activo de Estados Unidos como actor central en la dinámica del conflicto entre palestinos e israelíes. En esa misma conversación, el expresidente estadounidense no se limitó a hablar sobre Cisjordania, sino que también subrayó la necesidad de alcanzar un acuerdo de paz sostenible en la Franja de Gaza.
Un aspecto clave de sus esfuerzos diplomáticos, señaló Trump, es lograr el retorno de los rehenes secuestrados durante el ataque del 7 de octubre de 2023. El expresidente enfatizó: «Tuve una gran reunión con líderes de Medio Oriente en la Asamblea General de la ONU, y creo que estamos cerca de lograr algún tipo de acuerdo. Queremos recuperar a los rehenes. Tengo que recuperar a los rehenes». Estas palabras reflejan la prioridad que Washington otorga a la protección de ciudadanos y la resolución de conflictos humanitarios en la región.
A pesar de la conocida relación cercana que mantiene con Netanyahu, Trump adoptó un tono crítico respecto a la escalada de violencia, declarando que «es hora de detenerse ya» en referencia a las operaciones militares en Gaza y al aumento de tensiones en Cisjordania. Este llamado representa una presión significativa sobre el liderazgo israelí, instándolo a reconsiderar su estrategia de seguridad y a evaluar las consecuencias de sus acciones en la estabilidad regional.
El estatus político y administrativo de Cisjordania es complejo y se distingue claramente de Gaza. Mientras que la Franja de Gaza está bajo el control de Hamás, Cisjordania está administrada por la Autoridad Nacional Palestina (ANP), aunque con una presencia militar israelí importante desde la Guerra de los Seis Días en 1967. Desde entonces, Israel ha ejercido control sobre la mayor parte del territorio, mientras que la ANP mantiene la administración civil de aproximadamente un tercio de la región, reflejando así la división de poder y la prolongada disputa territorial.
Desde 1967, Israel ha manifestado de manera reiterada su intención de anexar Cisjordania legalmente, buscando el reconocimiento de la comunidad internacional. Sin embargo, este intento ha enfrentado resistencia constante y críticas de diversos países y organismos internacionales, que lo consideran una violación del derecho internacional y un obstáculo para la implementación de la solución de dos Estados, considerada fundamental para la paz duradera en la región.
