Durante una conversación informal con periodistas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ofreció una nueva versión sobre los motivos que lo llevaron a cortar vínculos con Jeffrey Epstein, el financista vinculado a una amplia red de abuso sexual. Según explicó, la ruptura se produjo luego de que Epstein comenzara a reclutar sin autorización a trabajadoras del spa del club Mar-a-Lago, propiedad del propio Trump. Entre ellas se encontraba Virginia Giuffre, quien apenas tenía 16 años en aquel entonces y más tarde lo acusaría públicamente de abuso sexual.

De acuerdo a su relato, Epstein habría actuado sin su conocimiento, llevándose a empleadas que prestaban servicios en su residencia privada en Florida. Este hecho, dijo el mandatario, lo llevó a tomar distancia de manera tajante, expulsando al financista de su círculo cercano y del club. Con esta declaración, Trump modificó las razones que antes había esgrimido públicamente, cuando había justificado su distanciamiento calificando a Epstein como una persona “repulsiva” o de comportamiento “detestable”, sin hacer mención a disputas relacionadas con personal del club.
Estas declaraciones fueron realizadas por Trump durante una charla en pleno vuelo a bordo del Air Force One. Allí admitió que repudió el accionar de Epstein al enterarse de que seguía contactando y contratando a mujeres que habían trabajado en el spa de Mar-a-Lago. También reconoció que una de esas personas fue Virginia Giuffre. No obstante, aclaró que la joven nunca presentó quejas durante su paso por el club.
El mandatario estadounidense se encuentra actualmente bajo una intensa vigilancia mediática y judicial por su implicación en el caso, especialmente después de haber solicitado la desclasificación de documentos relacionados con Epstein y su excolaboradora Ghislaine Maxwell. Críticos sostienen que estas acciones podrían tener como fin desviar la atención pública o encubrir posibles responsabilidades propias.
Virginia Giuffre, quien denunció tanto a Epstein como al príncipe Andrés del Reino Unido por abuso sexual, falleció en abril de 2025 en Australia, a los 41 años. Su familia, tras escuchar las declaraciones de Trump, reaccionó con indignación. Rechazaron el uso del término “robada” para referirse a su historia, al considerar que trivializa el sufrimiento que ella atravesó y despoja de gravedad los hechos.
“Mi hermana fue víctima de un sistema de explotación, no un objeto que alguien tomó sin permiso”, afirmó Sky Roberts, hermano de Virginia. Además, reclamó mayor sensibilidad y responsabilidad por parte del presidente al hablar sobre una víctima que luchó durante años por justicia.
