En un gesto final profundamente simbólico y fiel al espíritu que marcó todo su pontificado, el papa Francisco fue despedido rodeado de aquellos a quienes siempre colocó en el centro de su misión: los marginados. En la explanada de la basílica de Santa María la Mayor, donde fue enterrado, su féretro fue recibido por un grupo compuesto por migrantes, personas trans, individuos en situación de pobreza y presos.

Tamara Castro, una mujer trans de Salta, con uan camiseta de la Selección para despedir al papa en Santa María la Mayor. (Foto: REUTERS/Carlos Barria).

Este emotivo momento fue organizado por Cáritas Vaticana junto con la Comunidad de Sant’Egidio, que convocaron a 40 personas para esperar la llegada del ataúd. Cada uno de ellos sostenía una rosa, como símbolo de homenaje. A través de un comunicado, la Comunidad de Sant’Egidio expresó: “Participaremos en el funeral del Papa Francisco junto a su pueblo, comenzando por los pobres que compartieron su vida y recibieron su amor a lo largo de su pontificado”.

La Santa Sede también dio a conocer este gesto a través de una declaración oficial, donde remarcó que, tanto en la enseñanza como en el corazón de Francisco, los pobres ocuparon siempre un lugar privilegiado. La elección del nombre Francisco, recordaron, fue justamente un compromiso permanente de no olvidarlos jamás.

La iniciativa de incluir a los sectores más postergados en la despedida surgió a partir de conversaciones entre monseñor Benoni Ambarus, secretario de la Comisión de Migraciones del episcopado italiano, y monseñor Diego Ravelli, maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias. Ambos coincidieron en la importancia de destacar la presencia de los pobres durante las exequias del pontífice. «Me parece una decisión que conmueve profundamente», expresó Ambarus en diálogo con Vatican News, y agregó: «El Santo Padre es recibido por la Madre que tanto veneró —la Salus Populi Romani— y por los hijos que más amó. Es algo realmente hermoso».

Antonino Siracusa, parte de un grupo de indigentes elegidos para dar el último adiós al Papa Francisco, sostiene una rosa blanca mientras permanece detrás de una valla en la Basílica de Santa María la Mayor, donde fue enterrado el pontífice, en Roma. (Foto: REUTERS/Carlos Barria).

Antonino Siracusa, parte de un grupo de indigentes elegidos para dar el último adiós al Papa Francisco, sostiene una rosa blanca mientras permanece detrás de una valla en la Basílica de Santa María la Mayor, donde fue enterrado el pontífice, en Roma. (Foto: REUTERS/Carlos Barria).

Respecto al lugar de su descanso final, Francisco optó por una tumba de extrema sencillez, acorde a su estilo de vida. La lápida, confeccionada en mármol proveniente de la región de Liguria —de donde eran originarios sus antepasados italianos—, lleva una única inscripción en latín: FRANCISCUS, su nombre papal. Sobre una de las paredes cercanas, se instaló una reproducción ampliada de su cruz pectoral, una pieza de plata que representa al Buen Pastor, una imagen que siempre identificó su servicio pastoral.

“El Papa deseaba que su lugar de descanso reflejara la esencia de su vida: sencillez y humildad”, comentó el cardenal Rolandas Makrickas al presentar la primera imagen de la tumba.

Santa María la Mayor ocupó siempre un lugar muy especial en el corazón del papa argentino. Allí se encuentra la venerada imagen bizantina de la Virgen, la Salus Populi Romani, a quien Francisco era especialmente devoto. No era raro verlo rezar en esta basílica antes y después de cada viaje apostólico. Sin embargo, según reveló Makrickas, la decisión de ser enterrado allí no fue inmediata: recién en 2022, tras lo que describió como una revelación mariana, el Papa cambió de parecer. «Él creía firmemente que los papas debían reposar en San Pedro», relató el purpurado. «Pero una semana después de una conversación sobre el tema, me llamó a la Casa Santa Marta y me dijo: ‘María me ha dicho: prepara tu tumba’”.

Este último adiós no solo resume una vida entregada a los demás, sino que reafirma el legado de Francisco: un pontífice que caminó entre la gente, que abrazó a los excluidos y que nunca dejó de tender su mano a quienes más sufrían. Durante la homilía de despedida, el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, recordó: «Fue un papa con el corazón abierto hacia todos, que dedicó su vida y su misión especialmente a los últimos de la Tierra».

Así, Francisco partió rodeado del amor de aquellos que mejor encarnan el mensaje que guió su pontificado: los olvidados del mundo.

Comparte esta noticia

Por Tucumán en las REDES

El diario digital de los tucumanos

0 0 votes
Article Rating
Subscribe
Notify of
guest
0 Comments
Oldest
Newest Most Voted
Inline Feedbacks
View all comments
¡Bienvenido a Tucumán en las REDES, estimado usuario!Usted está viendo www.tucumanenlasredes.com. Le da un control total sobre los datos que recogemos y usamos... es el valor principal de nuestro diario digital, ¡y es su derecho!🍪 Puede cambiar sus preferencias de cookies en cualquier momento.Con su acuerdo, nosotros y nuestros socios usamos cookies o tecnologías similares para almacenar, acceder y procesar datos personales como su visita en este sitio web. Puede retirar su consentimiento u oponerse al procesamiento de datos basado en intereses legítimos en cualquier momento. Nosotros y nuestros socios hacemos el siguiente tratamiento de datos: Anuncios y contenido personalizados, medición de anuncios y del contenido, información sobre el público y desarrollo de productos, Personalised content, content performance measurement, audience data, and product development, Storing and/or accessing information on a terminal,     Configurar y más información
Privacidad