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El testamento del papa: qué revela el escrito sellado junto al cuerpo de Francisco

El papa Francisco falleció a los 88 años durante la mañana del lunes 21 de abril de 2025, exactamente a las 7:35, en la residencia de la Casa Santa Marta. En ese momento, Roma se encontraba inmersa en la celebración pascual, cuya luz simbólica parecía acompañar su partida. Días más tarde, cuando se realizó el ritual de cierre del ataúd en la Basílica de San Pedro, un objeto significativo fue colocado junto a sus restos: un pequeño cilindro metálico que contenía un documento muy especial.

Este escrito, conocido como rogito, cumple una función solemne en el protocolo papal tras la muerte de un pontífice. El término proviene del latín rogitus, que puede traducirse como “lo rogado” o “lo pedido”. Se trata de un testimonio escrito que repasa los momentos clave en la vida del Papa, abarcando desde su nacimiento en Buenos Aires en 1936 hasta los días finales de su existencia terrenal, que estuvieron marcados por una afección respiratoria que lo llevó a ser internado en más de una ocasión semanas antes de su deceso.

El objetivo principal de este documento es dejar constancia del pontificado de Francisco, condensando en un texto los hechos más relevantes de su trayectoria personal y espiritual, sus decisiones como líder de la Iglesia, y el legado que deja a la comunidad católica. Sellado cuidadosamente dentro del ataúd, el rogito actúa como una cápsula del tiempo que acompañará para siempre al papa fallecido. No sólo se dirige a los fieles del presente, sino también a las futuras generaciones que algún día quieran recordar su figura.

El contenido del documento que fue depositado junto al cuerpo del pontífice está cargado de un profundo simbolismo. Se lo describe como un “peregrino de esperanza, guía y compañero de camino”, y se destaca la gratitud que despertó su entrega en los fieles, especialmente entre los más necesitados, quienes reconocieron en él una figura cercana y comprometida.

Jorge Mario Bergoglio fue el papa número 266 y el primero nacido en América Latina. Proveniente de una familia de inmigrantes italianos, trabajó como técnico químico antes de emprender su camino sacerdotal. Su vocación lo llevó a ingresar a la Compañía de Jesús en 1958 y fue ordenado sacerdote en 1969.

Su estilo de vida sencillo marcó toda su carrera eclesiástica: era conocido por viajar en transporte público cuando vivía en Buenos Aires y por habitar un modesto apartamento. Esa misma humildad lo acompañó durante su papado. En 2013, tras la histórica renuncia de Benedicto XVI, fue elegido como nuevo pontífice y adoptó el nombre de Francisco, inspirado en San Francisco de Asís. Su elección no fue meramente simbólica: desde el primer momento colocó a los más pobres y excluidos en el centro de su agenda pastoral.

A lo largo de su mandato, Francisco impulsó profundas transformaciones dentro de la Iglesia. Reformó la estructura de la Curia Romana, endureció la respuesta institucional frente a los abusos sexuales cometidos por miembros del clero y promovió una apertura al diálogo interreligioso, siempre con un enfoque de misericordia, justicia social e inclusión.

Uno de los momentos más conmovedores de su papado, que también se menciona en el rogito, ocurrió en plena pandemia de COVID-19. En una Plaza San Pedro vacía, oró en solitario por una humanidad profundamente herida, en una imagen que quedó grabada en la memoria colectiva como símbolo de consuelo y fortaleza espiritual.

El documento también rememora sus últimas palabras públicas, pronunciadas durante su mensaje pascual el domingo previo a su fallecimiento. Desde la tradicional logia del Vaticano, Francisco clamó por el cese de los conflictos armados en el mundo. “¡No más estruendos de armas!”, exclamó con fuerza, reafirmando su compromiso con la paz hasta el último aliento.

Así, el rogito se convierte en un testimonio tangible y eterno del legado del papa Francisco: una vida marcada por la sencillez, el compromiso con los pobres, la valentía de reformar, y la esperanza de una Iglesia que abrace con amor a toda la humanidad.

El texto completo del rogito

Con nosotros, peregrino de esperanza, guía y compañero de camino hacia la gran meta a la que estamos llamados, el Cielo, el 21 de abril del Año Santo 2025, a las 7.35 horas, mientras la luz de la Pascua iluminaba el segundo día de la Octava, el Lunes de Pascua, el amado Pastor de la Iglesia Francisco pasó de este mundo al Padre. Toda la Comunidad cristiana, especialmente los pobres, alabaron a Dios por el don de su servicio prestado con valentía y fidelidad al Evangelio y a la Esposa mística de Cristo.

Francisco fue el 266º Papa. Su recuerdo permanece en el corazón de la Iglesia y de toda la humanidad.

Jorge Mario Bergoglio, elegido Papa el 13 de marzo de 2013, nació en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, hijo de emigrantes piamonteses: su padre Mario era contable, empleado en los ferrocarriles, mientras que su madre, Regina Sivori, se ocupaba del hogar y de la educación de sus cinco hijos. Tras graduarse como técnico químico, eligió el camino del sacerdocio, ingresando inicialmente en el seminario diocesano y, el 11 de marzo de 1958, en el noviciado de la Compañía de Jesús.

Realizó sus estudios humanísticos en Chile y regresó a Argentina en 1963, donde se licenció en Filosofía en el Colegio San José de San Miguel. Fue profesor de literatura y psicología en los colegios de la Inmaculada de Santa Fe y del Salvador de Buenos Aires. Fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969 por el arzobispo Ramón José Castellano, e hizo su profesión perpetua en los jesuitas el 22 de abril de 1973.

Tras ejercer como maestro de novicios en Villa Barilari de San Miguel, profesor en la Facultad de Teología, consultor de la Provincia de la Compañía de Jesús y rector del Colegio, fue nombrado provincial jesuita de Argentina el 31 de julio de 1973.

Después de 1986, pasó unos años en Alemania para completar su tesis doctoral y, una vez de vuelta en Argentina, el cardenal Antonio Quarracino lo quiso como su estrecho colaborador.

El 20 de mayo de 1992, Juan Pablo II lo nombró obispo titular de Auca y auxiliar de Buenos Aires. Eligió como lema episcopal “Miserando atque eligendo” y en su escudo de armas insertó el cristograma IHS, símbolo de la Compañía de Jesús. El 3 de junio de 1997 fue promovido a arzobispo coadjutor de Buenos Aires y, a la muerte del cardenal Quarracino, le sucedió el 28 de febrero de 1998 como arzobispo, primado de Argentina, ordinario para los fieles de rito oriental residentes en el país y gran canciller de la Universidad Católica.

Juan Pablo II le creó cardenal en el Consistorio del 21 de febrero de 2001, con el título de San Roberto Belarmino. En octubre siguiente fue Relator General Adjunto en la X Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos.

Era un pastor sencillo y muy querido en su arquidiócesis, que viajaba por todas partes, incluso en metro y autobús. Vivía en un apartamento y se preparaba la cena, porque se sentía uno más del pueblo.

Fue elegido Papa por los cardenales reunidos en Cónclave tras la renuncia de Benedicto XVI el 13 de marzo de 2013 y tomó el nombre de Francisco, porque siguiendo el ejemplo del santo de Asís quería ocuparse ante todo de los más pobres del mundo. Desde la logia de las bendiciones se presentó con estas palabras: “Hermanos y hermanas, ¡buenas tardes! Y ahora, comencemos este camino: obispo y pueblo. Este camino de la Iglesia de Roma, que es la que preside en la caridad a todas las Iglesias. Un camino de fraternidad, de amor, de confianza entre nosotros”. Y, tras inclinar la cabeza, dijo: “Les pido que recen al Señor para que me bendiga: la oración del pueblo, que pide la bendición para su Obispo”. El 19 de marzo, solemnidad de San José, comenzó oficialmente su ministerio petrino.

Siempre atento a los más pobres y a los descartados por la sociedad, Francisco eligió vivir en la Domus Sanctae Marthae nada más ser elegido, porque no podía prescindir del contacto con la gente, y desde el primer Jueves Santo quiso celebrar la Misa in Cena Domini fuera del Vaticano, yendo cada vez a las cárceles, a los centros para discapacitados o drogadictos. Exhorta los sacerdotes que estuvieran siempre dispuestos a administrar el sacramento de la misericordia, que tuvieran el valor de salir de las sacristías para ir en busca de la oveja perdida, y que mantuvieran abiertas las puertas de la iglesia para acoger a todos aquellos deseosos de un encuentro con el Rostro de Dios Padre.

Ejerció su ministerio petrino con incansable dedicación al diálogo con los musulmanes y con representantes de otras religiones, convocándoles en ocasiones a reuniones de oración y firmando Declaraciones Conjuntas a favor de la concordia entre miembros de distintas confesiones, como el Documento sobre la Fraternidad Humana firmado el 4 de febrero de 2019 en Abu Dabi con el líder suní al-Tayyeb. Su amor por los últimos, los ancianos y los pequeños le llevó a poner en marcha las Jornadas Mundiales de los Pobres, los Abuelos y los Niños. También instituyó el domingo de la Palabra de Dios.

Más que ninguno de sus predecesores, amplió el Colegio Cardenalicio, convocando diez consistorios en los que creó 163 cardenales, entre ellos 133 electores y 30 no electores, procedentes de 73 naciones, 23 de las cuales no habían tenido nunca un cardenal. Convocó cinco Asambleas del Sínodo de los Obispos, tres Asambleas Generales ordinarias, dedicadas a la familia, los jóvenes y la sinodalidad, una extraordinaria de nuevo sobre la familia, y una especial para la Región Panamazónica.

Una y otra vez, su voz se alzó en defensa de los inocentes. Ante la propagación de la pandemia del Covid-19, la tarde del 27 de marzo de 2020 quiso rezar a solas en la plaza de San Pedro, cuya columnata abrazaba simbólicamente Roma y el mundo, por la humanidad asustada y herida por la enfermedad desconocida. Los últimos años de su pontificado han estado marcados por numerosos llamamientos en favor de la paz, contra la Tercera Guerra Mundial en pedazos en diversos países, especialmente en Ucrania, así como en Palestina, Israel, Líbano y Myanmar.

Tras un ingreso hospitalario el 4 de julio de 2021, que duró diez días, para una intervención quirúrgica en el Policlínico Agostino Gemelli, Francisco volvió a ingresar en el mismo hospital el 14 de febrero de 2025 para una estancia de 38 días, debido a una neumonía bilateral. Regresó al Vaticano y pasó las últimas semanas de su vida en la Casa Santa Marta, dedicándose hasta el final y con la misma pasión a su ministerio petrino, aunque todavía no totalmente recuperado. El domingo de Pascua, 20 de abril de 2025, se asomó por última vez a la logia de la basílica de San Pedro para impartir la solemne bendición Urbi et Orbi.

El magisterio doctrinal del Papa Francisco ha sido muy rico. Testigo de un estilo sobrio y humilde, fundado en la apertura a la obra misionera, la valentía apostólica y la misericordia, atento a evitar el peligro de la autorreferencialidad y la mundanidad espiritual en la Iglesia, el Pontífice propuso su programa apostólico en la exhortación Evangelii gaudium (24 de noviembre de 2013). Los principales documentos incluyen cuatro encíclicas: Lumen fidei (29 de junio de 2013) que aborda el tema de la fe en Dios, Laudato si’ (24 de mayo de 2015) que toca el problema de la ecología y la responsabilidad de la humanidad en la crisis climática, Fratelli tutti (3 de octubre de 2020) sobre la fraternidad humana y la amistad social, Dilexit nos (24 de octubre de 2024) sobre la devoción al Sacratísimo Corazón de Jesús.

Promulgó 7 Exhortaciones Apostólicas, 39 Constituciones Apostólicas, numerosas Cartas Apostólicas, la mayoría de ellas en forma de Motu Proprio, 2 Bulas para la Indicción de Años Santos, además de las Catequesis propuestas en las Audiencias Generales y las alocuciones pronunciadas en diversas partes del mundo. Tras instituir los Secretariados para la Comunicación y para la Economía, y los Dicasterios para los Laicos, la Familia y la Vida y para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, reformó la Curia Romana con la Constitución Apostólica Praedicate Evangelium (19 de marzo de 2022). Modificó el proceso canónico para las causas de declaración de nulidad matrimonial en el CCEO y el CIC (M.P. Mitis et misericors Iesus y Mitis Iudex Dominus Iesus) y endureció la legislación sobre delitos cometidos por representantes del clero contra menores o personas vulnerables (M.P. Vos estis lux mundi).

Francisco ha dejado a todos un admirable testimonio de humanidad, de vida santa y de paternidad universal.

CORPUS FRANCISCI P.M.

VIXIT ANNOS LXXXVIII, MENSES IV DIES IV.

ECCLESIAE UNIVERSAE PRAEFUIT

ANNOS XII MENSES I DIES VIII

Semper in Christo vivas, Pater Sancte!

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