Mientras la población de Perú se encontraba en vilo ante la alerta de tsunami emitida por las autoridades, una escena insólita se destacó entre la preocupación generalizada. Una mujer mayor, vecina del distrito limeño de Chorrillos, se convirtió en el centro de atención mediática al decidir llevar a su nieto a presenciar el fenómeno natural en lugar de alejarse del peligro. Su testimonio, captado por un medio televisivo, rápidamente se volvió viral en redes sociales debido a su particular actitud frente a la emergencia.
“Esta mañana vi las noticias y me puse en alerta, pero como nunca había tenido la oportunidad de ver un tsunami con mis propios ojos, decidí venir y traer a mi nieto para que también lo vea”, relató con naturalidad la señora durante una entrevista en vivo. A pesar de la tensión que generaba la advertencia de tsunami, la mujer sostuvo con tranquilidad que, según su entendimiento, se trataba de una medida preventiva más que de un riesgo inminente.
Cuando la periodista le consultó si no temía las posibles consecuencias impredecibles que puede desencadenar la naturaleza, la abuela respondió con firmeza: “Me han dicho que esto es solo una precaución”. Su respuesta, que contrastó con el temor general, se sumó a otra frase que capturó aún más la atención del público: cuando le preguntaron si tenía claro cómo actuar en caso de que la situación se agravara, contestó sin dudar: “Corro al frente y listo”.
El momento, compartido por el usuario @panquimolina en la plataforma X (antes Twitter), superó las 37.000 visualizaciones, multiplicando los comentarios sobre la reacción de la mujer y generando todo tipo de respuestas, desde el humor hasta la crítica.
En paralelo, la cobertura del evento mostró cómo otras personas, entre ellas varios grupos de turistas y vecinos, se reunieron en los malecones costeros con la intención de observar el mar, a pesar de las advertencias emitidas por los organismos oficiales.
Horas después del anuncio inicial, el Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN) de Perú confirmó que se habían registrado olas con alturas que oscilaron entre 0,78 y 1,86 metros, producto del impacto lejano de un fuerte terremoto. El sismo, de magnitud 8,8 en la escala de Richter, había ocurrido el 29 de julio en la región de Petropavlovsk-Kamchatka, en Rusia, lo que generó una preocupación global por sus posibles efectos colaterales.
En este contexto, la Dirección de Hidrografía y Navegación de la Marina de Guerra del Perú activó la alerta de tsunami como medida de precaución, recordando que movimientos telúricos de tal magnitud en zonas costeras pueden tener efectos incluso a miles de kilómetros.
Así, mientras la mayoría de la población se mantenía resguardada y en estado de alerta, la historia de la abuela que desafió la lógica de la prevención con su nieto a cuestas terminó por convertirse en una de las anécdotas más comentadas del día.
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