Según fuentes oficiales, las recientes tácticas utilizadas por la Guardia Revolucionaria de Irán provocaron una inesperada reacción en el sistema de defensa israelí. En un hecho sin precedentes, las distintas capas del escudo antimisiles de Israel se activaron de manera que llegaron a interferirse mutuamente, a pesar del respaldo logístico y estratégico que Israel recibe por parte de Estados Unidos y otras potencias occidentales, así como de su acceso a la tecnología militar más avanzada del mundo.
Uno de los impactos más significativos de este ataque fue en la ciudad de Petah Tikva, al este de Tel Aviv, donde un misil alcanzó un edificio residencial. El impacto generó graves daños en la estructura y arrasó con varios departamentos, sumando preocupación entre la población civil por la escalada del conflicto. Simultáneamente, se reportaron incendios de gran magnitud en una planta eléctrica cercana al puerto de Haifa, en la región norte del país, según lo reportó el diario The Jerusalem Post.
El régimen iraní, por su parte, emitió una advertencia contundente: anunciaron que los ataques no cesarán y que las próximas ofensivas serán aún “más devastadoras” y estarán dirigidas a blancos estratégicos. Esta amenaza fue respondida con dureza desde el gobierno israelí. El ministro de Defensa, Israel Katz, recurrió a su cuenta de Telegram para advertir que “los habitantes de Teherán pagarán el precio”, en clara alusión a una posible represalia. Katz acusó directamente al gobierno iraní, expresando que «el dictador fanfarrón de Teherán se ha convertido en un asesino cobarde, disparando deliberadamente contra civiles israelíes con la intención de intimidar a nuestras fuerzas militares, que están minando su poder”.
Desde el lado iraní, el presidente Masud Pezeshkian instó a la unidad nacional frente a las amenazas israelíes. En un discurso pronunciado en el Parlamento, el mandatario hizo un llamado a dejar de lado divisiones internas para enfrentar lo que calificó como una “agresión criminal y genocida”. “Debemos dejar de lado nuestras diferencias y mantenernos unidos ante este momento crucial”, expresó con vehemencia.
En paralelo, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, no descartó tomar represalias aún más directas. Consultado por la prensa internacional sobre la posibilidad de un ataque contra el líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Khamenei, Netanyahu no dudó en contestar: “Estamos haciendo lo que debemos hacer”. Agregó además que eliminar a Khamenei “pondría fin al conflicto” y evitaría su prolongación. Según su visión, Irán busca perpetuar un estado de guerra constante e incluso llevar la región a una confrontación nuclear. “Lo que Israel está haciendo, en cambio, es ponerle un freno a esta agresión”, declaró.
Otro episodio que intensificó la tensión fue el ataque israelí contra las instalaciones de la televisión estatal iraní. El ejército israelí justificó el bombardeo alegando que el canal es utilizado por las fuerzas armadas iraníes con “fines militares”, y calificaron su operación como un acto legítimo en el marco del conflicto. Esta explicación fue difundida en un comunicado a través de la cuenta oficial en X (antes Twitter) del gobierno israelí.
En el plano diplomático, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, intervino con un llamado a la distensión. En conjunto con el primer ministro canadiense, Mark Carney, pidió a Teherán que vuelva a la mesa de negociación sobre su programa nuclear. “Deben aceptar un acuerdo antes de que sea demasiado tarde”, advirtió Trump, sugiriendo que aún hay margen para evitar un desastre mayor. Ambos mandatarios afirmaron que hay señales de que Irán estaría dispuesto a discutir una posible desescalada.
Mientras tanto, la violencia continúa generando víctimas. En horas de la madrugada, ocho personas murieron y más de 90 resultaron heridas en territorio israelí como resultado directo de los bombardeos iraníes. Como parte de la escalada, Irán también anunció por medio de su Ministerio de Relaciones Exteriores que el Parlamento está evaluando abandonar el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), una señal alarmante que eleva el nivel de preocupación internacional.
Uno de los hechos más graves de esta jornada bélica fue el impacto de un misil iraní en las inmediaciones de la embajada estadounidense en Tel Aviv. El embajador Mike Huckabee confirmó que la sede diplomática sufrió daños menores, aunque ningún miembro del personal resultó herido. Este ataque, aunque no cobró víctimas, representa un punto crítico en el conflicto, ya que pone en riesgo directo a actores internacionales.
Todo esto se produce tras varios días de enfrentamientos violentos que incluyeron ataques a instalaciones nucleares en Irán y el lanzamiento de más de 150 misiles balísticos contra diversas zonas israelíes. La tensión entre ambos países continúa en ascenso, y los temores de una confrontación a gran escala, incluso con implicancias nucleares, están más latentes que nunca.
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