El economista Paul Krugman, ganador del Premio Nobel de Economía, volvió a expresar duras críticas hacia el reciente rescate financiero de Estados Unidos a la Argentina, impulsado por la administración de Donald Trump. En su habitual tono irónico, el reconocido analista resumió su postura con una frase contundente: “¡Ningún problema!”, en alusión al contraste entre el millonario auxilio a Javier Milei y los recortes humanitarios que, según él, están dejando a millones de niños pobres sin ayuda internacional.

Krugman escribió un extenso artículo en su portal donde expuso su preocupación por lo que considera una muestra de hipocresía política. “La administración Trump realmente detesta otorgar ayuda exterior con fines humanitarios. Claramente, no los conmueve el hecho de que puedan ser responsables de la muerte evitable de millones de niños en países empobrecidos”, sostuvo el economista, aludiendo a la decisión del gobierno estadounidense de retirar parte de su asistencia en regiones de África.

El analista comparó esa política con el reciente anuncio de una línea de rescate por US$20.000 millones destinada a la gestión de Javier Milei, a quien Krugman calificó con sarcasmo como el “Elon Musk del Sur”. “¿Pero una línea de rescate de 20.000 millones de dólares al gobierno de derecha de la Argentina, un país sin valor estratégico para EE.UU., con una larga historia de corrupción, inestabilidad política, desmanejo fiscal y crisis financieras? Un país que ha incumplido su deuda soberana nueve veces, tres de ellas desde 2001, ¡Ningún problema!”, ironizó.

El Nobel recordó que dos semanas atrás ya había analizado el plan de Scott Bessent, actual secretario del Tesoro estadounidense, y había advertido que se trataba de una operación “motivada por ideología y lealtad trumpista, no por los intereses de Estados Unidos”. Sin embargo, admitió que su evaluación inicial fue insuficiente: “No fue lo suficientemente cínico. Mea culpa”, escribió.

Krugman afirmó que no existe ningún escenario realista en el que “ni siquiera 20.000 millones de dólares puedan salvar la fracasada estrategia económica de Javier Milei”. A su entender, el corazón del plan del presidente argentino es una “estabilización basada en el tipo de cambio”, es decir, sostener artificialmente el valor del peso para reducir la inflación. Pero, según citó, el ex economista jefe del FMI, Maurice Obstfeld, ya había advertido que “América Latina es un museo de fracasos en estabilizaciones basadas en el tipo de cambio”.

El Nobel recordó que vivió de cerca un episodio similar durante la crisis argentina de 2001, cuando el entonces presidente Fernando de la Rúa intentaba sostener el Plan de Convertibilidad. “El plan se parecía mucho al de Milei tanto en concepto como en resultados: una euforia inicial seguida por el desastre. Ni yo ni nadie teníamos una solución: el plan era insalvable y la Argentina pronto entró en default por US$132.000 millones”, señaló.

Krugman también repasó el historial de defaults argentinos y criticó la confianza de algunos fondos de inversión que aseguraban que “esta vez sería diferente”. En ese sentido, sostuvo que Milei supo vender su figura mediática, “blandiendo una motosierra y proclamando políticas libertarias”, mientras cultivaba vínculos con Donald Trump y Elon Musk, a quienes buscó seducir con su estilo disruptivo.

El economista norteamericano explicó que todo comenzó a desmoronarse cuando, en septiembre de 2025, los inversores comenzaron a desprenderse de activos argentinos ante la posibilidad de que Milei sufriera una derrota legislativa, poniendo en jaque su programa económico. “Aun sin una justificación económica, estratégica ni política, Scott Bessent anunció una línea de rescate de 20.000 millones de dólares para salvar a Milei”, cuestionó Krugman.

El Nobel agregó un nuevo matiz a su análisis, señalando que ese salvataje no solo buscaba sostener al mandatario argentino, sino también beneficiar a los amigos de Bessent en los fondos de cobertura. “Debo aprender a ser más cínico”, ironizó.

En su columna, Krugman subrayó que el comunicado de Bessent “no ofrece ningún plan concreto para resolver la crisis argentina” y que, en lugar de eso, recurre a una “dosis de teoría conspirativa”. Según explicó, Bessent atribuyó la salida de capitales del país a “motivos políticos oscuros” contra Milei, descartando la posibilidad de que los inversores simplemente estén protegiendo sus beneficios ante una política económica en declive.

Para reforzar su argumento, citó al analista Matthew Klein, quien describió la operación como una “estafa monumental”. Klein explicó que cuando organismos internacionales como el FMI o el Tesoro estadounidense inyectan fondos en la Argentina, ese dinero se fuga casi de inmediato, ya que los inversores aprovechan el esfuerzo por sostener el peso para vender sus activos a precios inflados y luego retirarse del país. “En otras palabras, el dinero de los contribuyentes estadounidenses está apuntalando el peso, permitiendo que los fondos de cobertura vendan sus activos argentinos a precios inflados, tras lo cual el peso volverá a caer”, citó Krugman.

El economista también mencionó que uno de los impulsores del rescate habría sido Rob Citrone, un viejo amigo y ex colega de Bessent, que habría apostado fuertemente por Milei y comprado activos argentinos justo antes del anuncio. “¿Aprovechará Citrone el ‘puente financiero’ respaldado por los contribuyentes para retirar su dinero y huir?”, se preguntó Krugman. “Si no lo hace, sería un tonto, porque eso es lo que está haciendo el dinero inteligente. Argentina está quemando miles de millones de dólares en reservas para defender el peso mientras todos corren hacia la salida”, añadió.

Krugman citó nuevamente a Klein para remarcar que el programa económico de Milei implicó “fuertes recortes sociales” y que el ajuste fiscal se basó, principalmente, en la paralización de la obra pública y en la reducción temporal del pago de intereses.

El premio Nobel concluyó su crítica con un párrafo lapidario:
“Así, mientras millones de niños mueren por los recortes de ayuda internacional, los contribuyentes estadounidenses terminan pagando miles de millones para rescatar a los amigos de Bessent en un intento inútil y predecible de salvar al ‘Elon Musk del Sur’”.

En definitiva, Krugman utilizó su análisis para cuestionar la moralidad, la eficacia y los intereses ocultos detrás del millonario rescate estadounidense a la Argentina, presentándolo no como una acción de ayuda internacional, sino como una operación política y financiera destinada a sostener a Milei y a beneficiar a los grandes fondos especulativos afines al entorno de Trump.

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