El presidente Javier Milei enfrentó un tenso escenario durante su visita a Bahía Blanca, ciudad que sufrió graves consecuencias tras el devastador temporal que dejó un saldo de al menos 16 víctimas fatales. Su presencia en la zona afectada se produjo cinco días después de la tragedia y estuvo marcada por un fuerte operativo de seguridad y manifestaciones en su contra.
En los días previos a su llegada, surgieron distintas versiones sobre los motivos que llevaron a Milei a retrasar su visita. Según declaraciones de la diputada de La Libertad Avanza, Lilia Lemoine, el mandatario había optado por no trasladarse de inmediato al lugar para evitar «incomodar» a la comunidad en medio del dolor. Sin embargo, otras fuentes sostienen que la decisión estuvo influenciada por el temor a recibir manifestaciones de repudio, algo que finalmente ocurrió a pesar de los intentos por evitarlo.
El viaje del presidente se llevó a cabo el miércoles 12 de marzo, cuando, acompañado por su hermana y secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, aterrizó en Bahía Blanca en un avión de la Fuerza Aérea. La comitiva que lo acompañó fue reducida e incluyó al jefe de Gabinete, Guillermo Francos. Una vez en la ciudad, Milei se dirigió al centro de monitoreo ubicado en la calle Drago, donde ya se encontraban los ministros de Seguridad y Defensa, Patricia Bullrich y Luis Petri, quienes habían arribado antes al lugar para coordinar las tareas de asistencia.
Aunque en un principio la visita se desarrollaba sin sobresaltos, el mandatario no logró evitar el rechazo de un grupo de ciudadanos que se encontraba en la zona afectada. Mientras recorría un área cercana a un arroyo, varias personas comenzaron a gritarle acusaciones de oportunismo político. «¡Vienen solo para la foto!», «¡Dejen de hacer show y escuchen a la gente!», fueron algunos de los reclamos que se escucharon en la transmisión en vivo de Canal 9. Ante estos gritos, el dispositivo de seguridad intentó contener la situación alejando a los manifestantes, llegando incluso a reubicarlos del otro lado de un puente peatonal. Desde ese punto, continuaron los reproches dirigidos al jefe de Estado.
La fuerte presencia de efectivos del Ejército y la custodia presidencial hizo que Milei estuviera prácticamente inaccesible para los vecinos que intentaban hacerle llegar sus quejas. «¡Tomate el palo!», exclamó un hombre, evidenciando la indignación de parte de la población afectada por la catástrofe. Luego de este episodio, el presidente emprendió su regreso a Buenos Aires cerca del mediodía y retomó sus actividades en Casa Rosada alrededor de las 14:30 horas.
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