En medio de la angustia y el caos generado por las inundaciones, cuando las personas se veían obligadas a abandonar sus hogares para poner a salvo sus vidas, muchos no pudieron llevar consigo a sus mascotas, dejando a estos animales vulnerables al desastre. Mientras el agua subía rápidamente, cubriendo gran parte de las viviendas, las familias se vieron forzadas a escapar sin poder hacer nada por sus compañeros animales.
Ante esta difícil situación, tanto el personal de bomberos como un gran número de civiles decidieron asumir la responsabilidad de regresar al peligroso escenario para rescatar a los animales atrapados. Con valentía y dedicación, estos rescatistas se adentraron en las zonas afectadas, luchando contra las corrientes y las condiciones extremas para salvar a los animales que habían quedado desamparados. El esfuerzo conjunto entre autoridades y ciudadanos demostró una vez más la solidaridad de la comunidad frente a la tragedia.

