Lo que debía ser una noche de alegría y celebración entre amigos se transformó en una tragedia irreparable. Todo comenzó con un asado íntimo en la casa familiar de Alejo Facundo Turko, un joven de 21 años oriundo de Pilar, quien festejaba su cumpleaños junto a sus seres más cercanos. Esa reunión, marcada por la calidez de los afectos, sería el inicio de una noche que, sin que nadie lo supiera, se tornaría en la última que compartirían todos juntos.
Natalia Espinoza, una de las víctimas del accidente de Pilar.
Luego del encuentro en la vivienda de Alejo, el grupo decidió seguir la noche en el bar-boliche Forest Dan, situado dentro del shopping Tortugas Open Mall. Era una salida más, parecida a tantas otras que ya habían compartido. Nadie podía imaginar que ese paseo nocturno marcaría el final de varias vidas jóvenes.
El trágico desenlace ocurrió en la madrugada, a las 5:55 AM, sobre la autopista Panamericana, en sentido hacia la provincia, a la altura del kilómetro 38.500, en la localidad de Del Viso, partido de Pilar. A bordo de un Citroën C4 gris viajaban Alejo y cinco amigos. El coche, conducido por Luciano Cingolani, también de 21 años, iba a alta velocidad cuando, por razones aún bajo investigación, el conductor perdió el control. El vehículo se cruzó de carril, impactó violentamente contra el guardarraíl y volcó. Del grupo, solo Luciano sobrevivió al accidente.
Garraza junto con Cingolani.
Los fallecidos, además de Alejo, fueron identificados como Natanaela Nataly Espinoza (20), Jeremías Méndez (20), Ramiro Naim Garraza Brignani (21) y María Victoria Rinaldo (18). Todos perdieron la vida de manera inmediata. Tres de ellos salieron despedidos del automóvil producto del brutal impacto.
Justina, la tía de Alejo, relató con el corazón en pedazos: “Fueron a festejar el cumpleaños de Alejo, que cumplió el lunes. Ayer hicieron un asado acá en la casa y después fueron a bailar. Estamos todos destrozados. Él era un excelente pibe, estaba por arrancar a estudiar y trabajaba en la Municipalidad de Pilar”. Alejo, el mayor de los hijos, era una figura muy querida en su entorno.
La historia que subió Turko a su Instagram la noche del accidente.
En el barrio, el dolor se hizo presente de inmediato. Las casas de los jóvenes se colmaron de familiares, amigos y vecinos en busca de consuelo frente a la pérdida. La vivienda de Jeremías Méndez, por ejemplo, se transformó en un punto de encuentro silencioso, con personas que compartían abrazos, lágrimas y recuerdos. Varios llevaban camisetas de Chacarita Juniors y del club Defensores de Hurlingham, donde Jeremías jugaba al básquet. Desde el club expresaron su pesar con un mensaje emotivo: “Con profundo dolor despedimos a Jeremías Méndez, jugador U21 y miembro del equipo federal de nuestro club. Acompañamos a su familia y amigos en este difícil momento. Te vamos a extrañar mucho Jere”.
Todos los chicos se conocían entre sí y solían salir juntos. Ramiro Garraza Brignani, por ejemplo, era muy cercano tanto a Jeremías como a Luciano, y frecuentemente salían a bailar como parte de su rutina de amistades y diversión compartida.
Las imágenes del lugar del accidente mostraban el grado de violencia del siniestro. El auto estaba completamente destrozado, con piezas del vehículo dispersas por el pavimento. Entre los restos hallaron mochilas, objetos personales y un equipo de mate, que testimonian la cotidianidad de una salida entre amigos que acabó en desastre.
Luciano, el único sobreviviente, fue derivado al Hospital Central de Pilar. Su ingreso se registró a las 7:30 de la mañana. A pesar de estar consciente, presentaba un cuadro confuso y desorientado. El parte médico reveló un cuadro grave pero estable: traumatismo de cráneo, fracturas en ambas clavículas, edema pulmonar y múltiples golpes en el rostro. Se encuentra en terapia intensiva, bajo cuidados constantes. En la sala de espera, su hermana Micaela trataba de sobrellevar la angustia. Con los ojos visiblemente hinchados por el llanto, apenas pudo decir: “Mi hermano está fuera de peligro. No lo vi, pero está bien”, antes de reunirse nuevamente con su madre. Ante las preguntas sobre la relación de Luciano con las otras víctimas, eligió el silencio. A veces, guardar silencio también puede ser una forma de afrontar el duelo.
La víctima más joven de la tragedia, María Victoria Rinaldo, tenía tan solo 18 años y un pequeño emprendimiento de uñas. Su casa también recibió la visita constante de familiares, amigos y vecinos que llegaban a dar el pésame. Su tío, notablemente afectado, alcanzó a decir: «Era una chica muy buena, más no te puedo decir porque me pongo mal». Los vecinos que la conocían mencionaban que solía pasar por la cuadra con su grupo habitual de amigos y que siempre saludaba con amabilidad. «Tan chiquita», murmuró una señora mayor mientras pasaba frente a su casa.
Mientras la investigación judicial avanza —y todo apunta a que Luciano Cingolani será imputado por quíntuple homicidio culposo—, lo único que se impone por ahora es el dolor de lo irreversible. Cinco familias enfrentan una pérdida imposible de dimensionar, y otra más espera en la incertidumbre de una sala de hospital. Un grupo inseparable de amigos que ya no volverá a compartir una noche como aquella. Y un asado de cumpleaños que, en lugar de dejar buenos recuerdos, quedará marcado para siempre como el inicio de una tragedia.