En los últimos días, desde el Gobierno nacional dejaron correr la versión de que no avanzarán con una intervención directa sobre la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), aun cuando continúan las tensiones con Claudio “Chiqui” Tapia, quien encabeza la entidad.
La administración de Javier Milei reconoce que tomar el control de una asociación civil resulta extremadamente complejo, sobre todo porque el esquema interno de la AFA está compuesto por los clubes, cuyos dirigentes muestran un fuerte respaldo a Tapia, lo que dificulta cualquier movimiento institucional en su contra.
Frente a este escenario, el oficialismo sigue evaluando otros recursos y posibles debilidades para enfrentar al actual titular del fútbol argentino sin recurrir a una intervención formal.
En el Ejecutivo tienen en claro que la figura de Tapia arrastra una imagen negativa entre una parte de la sociedad, además de sus vínculos históricos con el peronismo, razón por la cual Milei decidió ubicarse políticamente en oposición directa. Esta postura quedó más expuesta luego del conflicto entre Tapia y Estudiantes por el trofeo que finalmente recibió Rosario Central, episodio en el que el Presidente aprovechó para marcar distancia pública del mandamás de la AFA.
El propio Milei reforzó esa señal con tres fotos vistiendo camisetas de Estudiantes, una de ellas incluso durante un encuentro diplomático de alto nivel con el canciller israelí, Gideon Saar. Así buscó dejar en claro su alineamiento con el club platense en medio del conflicto.
Sin embargo, Milei no es el único referente del oficialismo que apuntó contra Tapia. Patricia Bullrich, futura senadora, adelantó que impulsará desde la Cámara Alta un análisis detallado sobre la situación interna de la AFA. Sostuvo que existen “irregularidades” que merecen ser investigadas.
También se espera que organismos como el Banco Central y la DGI tomen medidas o adopten posturas que puedan incidir sobre la estructura que sostiene a Tapia.
Aunque existe un clima de confrontación, el Gobierno admite que una intervención formal podría resultar contraproducente, tanto por la resistencia que encontraría dentro del fútbol argentino como por las consecuencias políticas y diplomáticas que podría generar.
Por ello, su estrategia actual se orienta hacia presiones indirectas y señales políticas, evitando un choque institucional frontal.
En este contexto, Milei decidió cancelar su viaje a Washington, donde estaba previsto el sorteo del Mundial 2026. Con esta decisión evita una inevitable fotografía junto a Tapia y al presidente de la FIFA, Gianni Infantino.
En Casa Rosada son conscientes de la buena relación que Tapia mantiene con ambos, y también del vínculo cercano que tiene con Lionel Messi, quien participará del evento. Para evitar quedar envuelto en una escena pública incómoda o verse forzado a rechazar una foto con Messi solo por no posar con Tapia, optaron por no viajar.
Finalmente, desde el Gobierno remarcan que no volverá a repetirse la imagen del año pasado en la que Tapia posó junto a Karina Milei y Manuel Adorni en el marco de la candidatura para el Mundial 2030. Esa etapa ya quedó atrás, y la distancia entre ambas partes parece consolidarse cada día más.