El próximo martes, un tribunal en Santiago del Estero iniciará el juicio contra Juan Francisco «Pirulo» Fernández, conocido presidiario de Tucumán, por el asesinato del gendarme Ángel Amado Ayrala en San Pedro de Guasayán. Ambos eran de La Madrid. Pirulo le disparó en la cabeza y lo enterró con el objetivo de quedarse con su automóvil.
A partir de las 9 de la mañana, el tribunal, compuesto por los jueces Juan Carlos Storniolo, Rosa Falco y Saúl Santucho, dará inicio al proceso en el que los fiscales Analía Nóblega Rayó y Gustavo Montenegro acusarán a los acusados.
Además de «Pirulo», también será juzgado Marcelo Dalmiro «Mishi» Camus. Ambos enfrentan la posibilidad de recibir una pena de prisión perpetua por los cargos de «homicidio críminis causa» y «robo calificado con arma de fuego en concurso real de delitos».
La historia comienza cuando «Pirulo» estaba cumpliendo una condena en la cárcel de Concepción. En octubre de 2018 salió con permiso y nunca regresó, escapando de Tucumán y refugiándose en Las Termas de Río Hondo.
El 16 y 17 de octubre, «Pirulo» y «Mishi» decidieron huir hacia Santiago, pero necesitaban un vehículo. «Pirulo» habría convencido a Cintia Débora Sotelo para que contactara a Ayrala, originario de La Madrid, Tucumán, y pareja de su tía.
Se sospecha que se le exigió a Ayrala que les entregara el automóvil. Ante una posible negativa, amenazaron con matar a sus hijos, según consta en la causa.
Engañado, Ayrala aceptó el viaje, acompañado por Sotelo. De La Madrid fueron a Guampacha, en Guasayán, Santiago del Estero. Llegaron a una casa donde «Pirulo» y Camus estaban escondidos.
Armados con una escopeta, una cuerda y precintos, obligaron a Ayrala a cavar su propia tumba. Al parecer, lo ejecutaron de un tiro en la cabeza, lo cubrieron con tierra, lo rociaron con combustible y huyeron con su Renault Mégane.
El 23 de octubre, cometieron un asalto y el 7 de noviembre fueron arrestados cerca de Lavalle, en el límite con Catamarca. Estaban en el auto de Ayrala y tenían consigo los bienes robados.
Sotelo declaró y permitió que el 5 de octubre de 2019 la policía desenterrara el cuerpo del gendarme, que estaba atado y quemado.
En 2020, mediante pruebas de ADN, se confirmó que el cuerpo era el de Ayrala. El 8 de junio, Tucumán transfirió el caso a la Fiscalía de Frías y renunció a la competencia por cuestiones territoriales.
El historial delictivo de «Pirulo» es extenso. En 2002, fue autor de varios robos. En 2008, fue condenado por abuso sexual contra la misma mujer que luego captó a Ayrala.
En 2013, fue condenado por robo agravado en grado de tentativa; en 2014, recibió otra condena por robo; en 2015, fue por homicidio en grado de tentativa contra un menor; en 2018, escapó de la cárcel de Concepción mientras enfrentaba cargos por homicidio, robo con arma de fuego y lesiones.
Casi seis años después, «Pirulo» finalmente está detenido en una cárcel en Santiago del Estero. Esta semana comenzará a definirse su futuro inmediato.
Cintia Sotelo, la misma mujer que lo incriminó en 2019, en febrero de 2021 se presentó ante la Justicia de Frías y se retractó. Sotelo exculpó a «Pirulo» y le devolvió una débil esperanza de libertad.
Con dos versiones opuestas de la misma testigo, «Pirulo» va a juicio. La Fiscalía sospecha que no es suficiente con las idas y vueltas de Sotelo para lograr una condena: nadie sabe qué dirá bajo la presión de los fiscales en el juicio y la posibilidad de enfrentar cargos por falso testimonio.
Por otro lado, el abogado defensor, Federico Petinicchi, no revela su estrategia. Solo sugirió que «Pirulo» podría ser víctima de una conspiración.
Con verdades a medias o un as en la manga, todas las partes se preparan para el juicio que comienza este martes, apostando todo a ganador.