En un contundente mensaje contra el Gobierno, la Iglesia advirtió sobre la «falta de sensibilidad hacia los más vulnerables»

Durante el tradicional Tedeum celebrado en la Catedral de Buenos Aires el sábado 25 de mayo, la Iglesia emitió un severo mensaje al Gobierno. El arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, en su homilía, denunció la «insensibilidad hacia los más vulnerables» y afirmó que «su postergación en nombre de un futuro prometedor podría acarrear consecuencias desastrosas e irreversibles».

García Cuerva instó a la comunidad a reflexionar sobre su responsabilidad individual y colectiva: «Que cada uno de nosotros, y todos juntos, desde nuestras responsabilidades en la comunidad, permitamos que Dios nos mire, nos dejemos interpelar por la conciencia y nos preguntemos en estos tiempos tan difíciles: ¿qué estoy haciendo por los más pobres? Es fácil exigir a otros que se comprometan, pero, ¿qué hago yo? ¿Podremos mirarnos y responder a esa pregunta sin culpar a otros como adolescentes, sino asumiendo nuestra responsabilidad y haciendo una autocrítica madura que tanto necesita escuchar nuestro pueblo?».

En respuesta a estas preguntas, el arzobispo criticó los recientes aumentos salariales en la clase política y apeló a que «acompañen con hechos y no solo con palabras» ese «enorme esfuerzo». «Por eso, siguen doliendo algunas acciones de la dirigencia que están desconectadas de la ciudadanía, como los comentados ‘auto aumentos’ de sueldos», declaró Cuerva.

Al concluir su homilía, el arzobispo distinguió entre los conceptos de unidad y confabulación, señalando que «no es lo mismo unirse que confabular, no es lo mismo fraternizar y fomentar la cultura del encuentro que ser cómplices del mal con la intención de destruir al otro, planeando estrategias para que al otro le vaya mal, creyendo que cuanto peor, mejor». Según la Iglesia, «eso nos destruye a todos y socava los cimientos de la Patria, es como un terremoto que no nos permite nunca levantarnos». García Cuerva enfatizó que «pocas cosas corrompen y socavan más a un pueblo que el hábito de odiar».