La causa judicial por el triple crimen de Florencio Varela incorporó recientemente dos elementos que podrían resultar determinantes para el avance de la investigación: por un lado, una carta anónima que aporta datos directos sobre el principal acusado, conocido en el mundo narco como “Pequeño J”; y, por otro, la aparición de uno de los vehículos presuntamente utilizados durante la noche de los homicidios.
La primera prueba apareció el lunes en la Comisaría Vecinal 4D de la Ciudad de Buenos Aires. Se trataba de una misiva manuscrita en un papel madera, cuyo contenido señalaba de manera explícita a Emanuel Nicolás como el colaborador más cercano de Matías Agustín Osorio, alias “Pequeño J”, quien permanece en condición de prófugo. En el mensaje, se podía leer un fragmento contundente: “Emanuel Nicolás se llama el narcotráfico amigo de ‘Pequeño J’”. Además, se consignaba una dirección que, según el autor anónimo, correspondería al domicilio actual del sospechoso. La carta también hacía referencia a que, en el pasado, Nicolás había residido en Villa Zavaleta, un barrio históricamente vinculado a la red criminal encabezada por Tony Janzen Valverde Victoriano.
En simultáneo, durante la mañana del martes se produjo otro hallazgo de relevancia. En Quilmes, más precisamente sobre la avenida Cervantes, a la altura de Italia, y muy cerca del Club Náutico y del predio del Ecoparque, fue encontrado un Chevrolet blanco que los investigadores consideran clave en el caso. Según las hipótesis manejadas por la Justicia, ese automóvil habría sido parte de la logística utilizada en los crímenes.
Las primeras averiguaciones determinaron que el vehículo estaba siendo conducido por Víctor Sotacuro Lázaro, actualmente detenido como quinto imputado en la causa. En el mismo rodado también viajaba su sobrina, Florencia Ibáñez, quien pocas horas antes había brindado una entrevista televisiva y que, tras ser identificada en el auto, quedó bajo arresto. El automóvil fue trasladado a una sede de la DDI Quilmes, donde se encuentra preservado a la espera de las correspondientes pericias forenses que podrían arrojar nuevas evidencias.
De acuerdo con la hipótesis judicial, ese Chevrolet habría sido utilizado para movilizar a Ariel Giménez, una de las víctimas, hacia una vivienda de Florencio Varela. En ese lugar, los agresores habrían descartado objetos vinculados al crimen, entre ellos una pala y un parlante, ya secuestrados por la Policía como parte de las pruebas recolectadas.
El fiscal Carlos Adrián Arribas, quien encabeza la investigación, adelantó que este mismo martes se llevarán adelante las declaraciones indagatorias tanto de Sotacuro como de su sobrina, Ibáñez.
Por su parte, el abogado defensor Guillermo Endi reconoció públicamente la delicada situación judicial de Florencia Ibáñez. En declaraciones a la prensa, afirmó: “Sabíamos que esto podía pasar desde el momento en que se comprueba que ella está arriba del auto y así se lo hicimos saber al fiscal”.
En síntesis, la aparición de la carta anónima que apunta a “Pequeño J” y la localización del vehículo presuntamente usado durante los crímenes abren una nueva etapa en la investigación, que podría acercar a la Justicia a desentrañar la trama completa detrás de uno de los casos más resonantes del narcotráfico en Florencio Varela.
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