Los dos tripulantes que perdieron la vida en el accidente aéreo ocurrido en el aeropuerto internacional de San Fernando fueron identificados como Martín Fernández Loza y Agustín Orforte, quienes cumplían los roles de piloto y copiloto, respectivamente.
De acuerdo con la información proporcionada por fuentes aeronáuticas, ambos viajaban a bordo de un avión Challenger 300, operado por la empresa New Lines SA, que brinda servicios a la familia Brito, propietaria del Banco Macro. La aeronave regresaba desde Punta del Este, Uruguay.
Martín Fernández Loza, de 46 años, residía actualmente en Martínez, partido de San Isidro, aunque era oriundo de Munro, en Vicente López. Contaba con una destacada trayectoria en el ámbito aeronáutico, habiendo trabajado para varias compañías, entre ellas Top Air SA, Austral (que se integró a Aerolíneas Argentinas), Servicios y Emprendimientos Aeronáuticos, Aviaser SA y Jet Clipper, antes de desempeñarse como piloto en New Lines SA.
Su vocación como aviador comenzó a temprana edad. Con solo 20 años, ya era piloto civil, pero también protagonizó un hecho de inseguridad que lo marcó profundamente. En septiembre de 1998, el diario Clarín publicó un reporte en el que se relataba que Fernández Loza había sido víctima de un violento robo mientras viajaba en una formación del ferrocarril Belgrano Norte. “Un joven de 20 años fue robado y luego arrojado del tren en el que viajaba hacia Don Torcuato, según denunciaron sus padres. Pese a que todavía no se encontró a ningún testigo, sus familiares suponen que alguien le abrió la mochila y, cuando el muchacho se dio cuenta de lo que pasaba, lo tiraron del vagón. Sufrió varios cortes y golpes y traumatismo de cráneo”, relataba el informe de hace más de dos décadas.
El incidente ocurrió en la tarde y Fernández fue encontrado herido a unos 30 metros de la estación Vice Almirante Montes. Le habían sustraído su billetera y un walkman, un dispositivo para escuchar música muy popular en esa época. La madre del joven, en aquel entonces, manifestó: “A esa hora, el tren estaba lleno de pasajeros. Sin embargo, hasta ahora no apareció ningún testigo que revele dónde viajaba el joven ni quién lo tiró. Lo único que sabemos es que lo encontraron al lado de las vías del tren, a unos 30 metros de la estación”.
Por su parte, el copiloto Agustín Orforte tenía 35 años. Según los datos de su perfil en Facebook, vivía en Castelar y había estudiado en la Universidad de Morón. Su historial laboral incluye trabajos en diferentes ámbitos, como un salón de eventos en Hurlingham y la empresa de transporte Crucero del Norte. En el ámbito aeronáutico, Orforte se presentaba como piloto ejecutivo de aviones Bombardier Challenger 300 y comenzó a desempeñarse como piloto para el Banco Macro en enero de este año.
El accidente se encuentra bajo investigación de la jueza federal de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado. Según los reportes oficiales, el incidente ocurrió a las 13:23 horas, cuando la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) comunicó que una aeronave matrícula LV-GOK, durante su aterrizaje, sobrepasó el límite de la pista, atravesó el alambrado perimetral del aeropuerto y terminó impactando contra viviendas cercanas.
Las autoridades indicaron: “Hasta el momento se desconocen los motivos que provocaron el siniestro”. Testigos señalaron que, tras el despiste, se observaron llamas y una columna de humo en el lugar del impacto. Personal de la Policía de Seguridad Aeroportuaria y bomberos de la Policía Federal se presentaron rápidamente y, tras extinguir el fuego, hallaron los cuerpos de los tripulantes, que estaban calcinados.
Los vecinos de las viviendas afectadas fueron evacuados por personal de la policía bonaerense. La Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) confirmó el accidente a través de su cuenta oficial en la red social X, indicando: “Informamos que a las 13.18 en el aeropuerto de San Fernando se produjo el accidente de la aeronave matrícula LV-GOK de la operadora New Lines SA que partió del aeropuerto de Punta del Este, Uruguay, con dos tripulantes a bordo”.
El vuelo había partido de Punta del Este a las 10:50 horas y no llevaba pasajeros, solo los pilotos. Según los registros oficiales, el despegue de Uruguay se produjo a las 13:00, y 19 minutos después ocurrió el despiste al intentar aterrizar en San Fernando.
Fuentes relacionadas con la operación diaria del avión explicaron: “Los pilotos tenían todas las licencias y cursos de vuelo aprobados por la autoridad competente. Estaban familiarizados con la ruta de vuelo que realizaron y el aeropuerto. El avión estaba en perfectas condiciones de aeronavegabilidad, cumpliendo con todos los estándares de seguridad. Ahora queda todo en manos de la Junta de Investigación de Accidentes y la justicia interviniente”.
Cabe destacar que, en junio de 2015, Orforte había apoyado una campaña publicada en Change.org titulada “Salvemos a los aeroclubes”, dirigida al entonces gobernador bonaerense Daniel Scioli. La petición hacía un llamado de atención sobre la importancia de los aeroclubes como instituciones clave para la formación aeronáutica y su función social. En la publicación, se denunciaba: “Los aeroclubes son instituciones de formación aeronáutica, de donde nacen los pilotos argentinos reconocidos a nivel mundial, tanto para las líneas aéreas como la aviación deportiva. Cumplen funciones sociales manteniendo las pistas en constante uso para vuelos sanitarios. Lamentablemente, vemos el accionar de algunos políticos e intendentes, quienes quitan las tierras cedidas a los aeroclubes, sin importarles el daño social que provocan”.
El trágico accidente de San Fernando ha generado conmoción en el sector aeronáutico y en la comunidad local, mientras las investigaciones avanzan para esclarecer las causas de este lamentable episodio.