La conmoción por el ataque que sufrió el fotoperiodista Pablo Grillo sigue sacudiendo al país, con excepción de los integrantes del gobierno de Javier Milei, quienes hasta el momento han mantenido una postura distante respecto al hecho. Grillo permanece internado en el Hospital Ramos Mejía de la Ciudad de Buenos Aires, luego de haber recibido en su frente el impacto de un cartucho de gas lacrimógeno, un golpe que le provocó una fractura de cráneo y la pérdida de masa encefálica, dejando su vida en un estado crítico.
Mientras el joven profesional lucha por sobrevivir, un nuevo elemento de prueba ha salido a la luz y ha intensificado la indignación pública. Se trata de un video captado por un drone del canal TN, en el cual se puede observar con claridad el instante preciso en el que un miembro de la Policía Federal acciona su arma y dispara el proyectil que terminó hiriendo gravemente al reportero gráfico. La imagen aérea capturada por el dispositivo deja en evidencia la trayectoria del disparo y el papel determinante que jugó el agente de seguridad en la agresión.
En las imágenes, que rápidamente comenzaron a circular en distintos portales de noticias y en redes sociales, se puede apreciar cómo el policía en cuestión se separa de la formación en la que se encontraban sus compañeros, toma una posición específica y apunta en dirección a Grillo, quien en ese momento estaba registrando con su cámara la brutal represión desplegada por las fuerzas de seguridad en las inmediaciones del Congreso de la Nación. Este operativo, autorizado por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se desarrolló en el marco de una manifestación convocada por jubilados y simpatizantes de distintos clubes de fútbol, en protesta contra las políticas de ajuste del gobierno.
El video también permite reconstruir con detalle la trayectoria completa del cartucho de gas lacrimógeno, el cual surca el aire en medio de los potentes chorros de agua disparados por un camión hidrante y termina impactando directamente en la cabeza de Grillo. La crudeza de las imágenes ha reforzado las acusaciones de uso desproporcionado de la fuerza por parte de la policía, y ha generado un renovado debate sobre la responsabilidad del Estado en este tipo de episodios de violencia institucional.
El impacto de esta evidencia audiovisual no tardó en traducirse en una ola de reacciones. Distintos sectores del periodismo, organismos de derechos humanos y referentes políticos han exigido explicaciones y sanciones contra los responsables del accionar policial. La pregunta que queda en el aire es si este registro servirá para que se haga justicia o si, por el contrario, el caso de Pablo Grillo se sumará a la larga lista de episodios de represión estatal que quedan impunes en la Argentina.
