El esperado debut de la serie “El Eternauta” tuvo lugar este miércoles en la plataforma Netflix, marcando un momento clave para los fanáticos del clásico del cómic argentino. La producción, ambiciosa tanto en alcance como en simbolismo, fue ampliamente promocionada en distintos puntos del país. Sin embargo, uno de los carteles publicitarios generó un fuerte impacto al ser intervenido con una serie de fotografías que revivieron una de las etapas más oscuras de la historia argentina reciente.

Héctor Germán Oesterheld, su mujer y cuatro hijas.
Sobre la gigantografía donde aparece Ricardo Darín —quien interpreta a Juan Salvo, el protagonista de la historia creada por Héctor Germán Oesterheld— alguien colocó cinco imágenes a modo de denuncia silenciosa pero poderosa. Las pegatinas retrataban al propio Oesterheld junto con sus cuatro hijas, todas acompañadas de breves textos que resumían su trágico destino: los cinco fueron víctimas del terrorismo de Estado. Secuestrados, asesinados y desaparecidos por la última dictadura cívico-militar que asoló al país entre 1976 y 1983.
La imagen del cartel modificado fue fotografiada y rápidamente comenzó a circular en redes sociales, generando diversas reacciones. Algunas personas manifestaron desconocer por completo la historia personal del autor del cómic, y muchas más se sorprendieron al enterarse de que las cuatro hijas de Oesterheld también fueron víctimas del régimen. Dos de ellas, además, estaban embarazadas al momento de su desaparición.
La tragedia que envolvió a la familia Oesterheld es de una dimensión demoledora: once personas fueron desaparecidas, entre ellas los padres, los hijos, las parejas y hasta los nietos por nacer. El 27 de abril de 1977, Héctor Oesterheld fue secuestrado en la ciudad de La Plata. Para ese entonces, dos de sus hijas ya habían corrido la misma suerte.
Beatriz, una de las hijas del escritor, fue la primera. La secuestraron en junio de 1976. Su compañero, Carlos Della Nave, conocido como “Juan sin Tierra”, fue raptado tres meses después. Diana, otra de las hijas, embarazada en ese momento, fue llevada en agosto de ese mismo año en Tucumán. Su esposo, Raúl Araldi, fue asesinado en el lugar del secuestro. La pareja ya tenía un hijo pequeño, Fernando, de apenas un año.
La tragedia continuó el 1º de julio de 1977, cuando Estela, la hija mayor del matrimonio Oesterheld, fue interceptada al darse cuenta de que la iban a secuestrar. En su intento de escapar, recibió varios disparos. Herida, fue trasladada al hospital de Adrogué, donde se perdió todo rastro de su paradero. Su compañero, Raúl “el Vasco” Mórtola, fue acribillado en una vivienda donde se ocultaba.
Meses más tarde, en noviembre de 1977, la dictadura secuestró a la última de las hijas, Marina, que se encontraba embarazada de ocho meses. Junto a ella fue llevado su marido, Alberto Seindlis.
El saldo de esta feroz persecución fue la desaparición forzada de Héctor Oesterheld, sus cuatro hijas, sus cuatro yernos y dos nietos por nacer. La familia entera fue arrasada por el terrorismo de Estado. Este dramático trasfondo humano resuena aún más fuertemente hoy, con el lanzamiento de una serie basada en su obra más emblemática. El Eternauta, símbolo de resistencia y memoria, vuelve así a ocupar un lugar central, no sólo como pieza cultural, sino como emblema de una historia que aún reclama justicia.