Insólita campaña contra las «Corporaciones de la Distracción»

El evento de la Yihad Contra las Corporaciones de la Distracción (YCCD) en la Ciudad de Buenos Aires, comenzó con una pregunta inusual en la entrada: “¿Cuáles son tus gustos preferidos de empanadas?”. La joven de la recepción, con una sonrisa, condicionaba el ingreso a la respuesta. Tras superar este peculiar filtro, los asistentes recibían un volante con un mensaje contundente: “Sos adicto a Twitter, pelotudo. Unite a la Yihad Contra las Corporaciones de la Distracción”. Este tono provocador no era nuevo; a principios de 2025, una campaña de afiches en los barrios de Villa Crespo, Almagro y Chacarita había generado polémica con frases como “¿Cuántos TikTok vas a ver hoy? La concha de tu madre” y “¿Tu novio usa TikTok? Felicitaciones, estás en pareja con un niño”. Publicidad Sarmiento, la empresa responsable de los carteles, aclaró que los afiches habían sido colocados de manera irregular, atribuyéndolo a un acto de vandalismo.

“¿Tu novio usa TikTok? Felicitaciones, estás en pareja con un niño”, se leía en otros de los afiches colgados en la Ciudad durante principios de enero.

El lugar elegido para el evento fue un centro cultural en Barracas, sobre la avenida Montes de Oca. La casona, reconvertida en galería de arte, albergaba a más de 50 personas hacia las 20:30, aunque se esperaba que la cifra aumentara. El ambiente era informal: gorros visera, camisas hawaianas, bermudas y zapatillas skater dominaban la vestimenta, y el aroma a cerveza, tabaco armado y porros flotaba en el aire. Un joven chileno promocionaba su canal de YouTube, mientras otros revisaban sus celulares o jugaban con autos virtuales.

El moderador, desde un escenario improvisado con pallets, explicó el formato del evento: un slam de discursos políticos, donde doce oradores tendrían diez minutos cada uno para exponer sus ideas. Luego, habría un receso para comer, beber y debatir, antes de votar al mejor discurso. Aunque el nombre “yihad” evocaba asociaciones extremistas, el moderador aclaró que, en este contexto, se refería a un esfuerzo colectivo para combatir la distracción generada por las redes sociales y las corporaciones que las controlan. “La yihad es un esfuerzo que hacemos para salir del estado de distracción, ansiedad y envidia constante en el cual intentan mantenernos estas corporaciones, porque les es rentable”, explicó.

El evento comenzó con una dinámica inusual: cinco minutos de aburrimiento forzado. Fran, uno de los organizadores, pidió a los asistentes que dejaran de lado sus celulares, no hablaran, no fumaran ni bebieran. “El aburrimiento es hoy nuestro recurso más escaso”, afirmó. Aunque algunos siguieron scrolleando en X (antes Twitter) o tomaron cerveza, la mayoría cumplió con la consigna, generando risas y miradas cómplices.

La recaudación de fondos también fue parte del evento. Un cartel mostraba un alias bancario del Banco Ciudad a nombre de Estrella Norma M., una mujer de 86 años de Núñez, quien aparentemente apoyaba la causa. Los discursos, seleccionados al azar, abarcaron temas diversos. El primero fue un poema apocalíptico que comparaba a los usuarios de redes sociales con seres sin alma. Le siguió “El Partido Imaginario”, un joven con gafas de protección y un ambo verde flúor, que propuso conmemoraciones absurdas como el “día del atentado a Jeff Bezos y Mark Zuckerberg”.

Otro orador, Trinche Carlovich, pidió ser abucheado en lugar de aplaudido. Criticó la pérdida de creatividad humana debido a las redes sociales y propuso medidas como nuevos derechos y la oposición a las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD), un proyecto impulsado por el gobierno de Milei. Una joven de pelo corto y bermuda leyó un discurso en el que afirmó: “Yo no quiero salir de la matrix. Quiero saber que estoy en la matrix”. También hizo una defensa inesperada del peronismo, describiéndolo como un frente que abraza a comunistas, anarcos, radicales, cryptobros, milipilis, góticos e influencers.

La intervención más audaz fue la de Ian, quien criticó el nombre “yihad” y el lenguaje ofensivo de los afiches. “Me interesó el mensaje, pero sentí vergüenza cuando lo comenté a otros, porque pensaron cosas raras”, admitió. Propuso crear un espacio de trabajo colaborativo en Almagro, donde los participantes pudieran desactivar las redes sociales y convivir sin distracciones.

Rosario, una joven comunicadora, fue la última en hablar. Criticó la dependencia de las redes sociales y propuso una “Ley de Sentido Común”, una lista negra y un “paredón televisado” para quienes abusaran de su influencia. Su discurso resonó con el público, que aplaudió entusiasmado.

El evento culminó con la votación, donde el Movimiento de los Rotos, un grupo de nostálgicos, se alzó con la victoria. Mientras los asistentes se dispersaban, un hombre de unos 40 años comentó a otro más joven: “Perón amaba las redes sociales. Si no, explicame cómo hizo el 17 de octubre”.

En una conversación con el moderador, Juan, este reveló que la YCCD buscaba provocar reacciones. “Los libertarios saltaron al toque cuando vieron los afiches”, dijo, refiriéndose a influencers como Pregonero, Traductor Te Ama y Tipito Enojado, quienes dedicaron tiempo a criticar la campaña. “La Derecha Diario nos llamó ‘zurdos antisemitas pro-islam’”, agregó con ironía. Juan, ingeniero civil que trabajaba en una agencia de comunicación vinculada a La Cámpora, insistió en que la YCCD no tenía filiación política y que su objetivo era combatir la distracción generada por las corporaciones.

El nombre “yihad butleriana”, inspirado en la saga Dune de Frank Herbert, reflejaba la lucha ficticia entre humanos y máquinas pensantes. En este caso, la batalla era contra los algoritmos que controlan la atención de las personas. Aunque el evento combinó provocación, humor y reflexión, dejó en claro que, en la era de las redes sociales, la batalla cultural está más viva que nunca.