Durante la última sesión en el Senado, la legisladora por Tierra del Fuego, Cristina López, llamó la atención de sus pares al sorprender con un recurso inusual: recurrió al canto en pleno recinto del Congreso. Inspirándose en la célebre melodía cubana “Guantanamera”, la senadora decidió modificar su letra y transformarla en una denuncia política vinculada al escándalo de presuntas coimas que tiene como protagonista a Karina Milei, secretaria general de la Presidencia.
En medio del debate sobre el veto presidencial a la Ley de Emergencia en Discapacidad, López se dirigió a los presentes con una interpretación que rápidamente generó repercusiones. Con un tono firme, entonó: “¿Saben qué está gritando la gente en la calle? Que no hay plata para los discapacitados pero sí hay plata para las coimas. ¿Saben qué está cantando la gente en la calle? ‘Alta coimera, Karina es alta coimera’, y la verdad es que tienen razón”.
Con esas palabras, la senadora de Unión por la Patria no solo buscó instalar un mensaje de protesta en el ámbito legislativo, sino también trasladar al Congreso la indignación que, según ella, se manifiesta en las calles. Para reforzar su intervención, subrayó que en las afueras del Palacio Legislativo se encontraban padres y madres acompañando a sus hijos en sillas de ruedas, reclamando la continuidad de los tratamientos y terapias que peligran debido a los recortes.
Cabe destacar que ese mismo cántico había comenzado a circular días antes, cuando en la movilización de jubilados convocada el miércoles pasado, varios manifestantes lo replicaron. El origen de la consigna, según trascendió, proviene del stream “Gelatina”, desde donde se viralizó y luego se expandió en distintas marchas opositoras. López lo tomó como punto de partida para remarcar que la Cámara alta tiene la “obligación de rechazar este veto”.
En un tono cada vez más confrontativo, la senadora arremetió con dureza contra el gobierno nacional. “Desde que asumieron son un gobierno coimero, una banda de chorros que mientras recortan pensiones roban con los medicamentos y roban con los anteojos de nuestros abuelos”, lanzó. Y no se detuvo allí: elevando aún más la gravedad de sus acusaciones, agregó que “hay que ser muy miserable, cruel, perverso, corrupto y muy HDP para robarle a los discapacitados”.
El pronunciamiento de López se da en un contexto complejo. Además de ocupar su banca en la Cámara alta, la legisladora se encuentra en plena campaña en busca de su reelección, que se definirá en los comicios del 26 de octubre. De todas formas, en lo inmediato, su responsabilidad es participar de la votación que determinará si el Senado acompaña o rechaza la decisión del presidente Milei de vetar la Ley de Emergencia en Discapacidad, iniciativa que pretendía mejorar las prestaciones brindadas por profesionales de la salud y prestadores a pacientes en situación de vulnerabilidad.
El trasfondo de la controversia no es menor. La acusación sobre un supuesto sistema de sobornos ligados a la compra de medicamentos dentro de la Agencia Nacional de Discapacidad, organismo que estaba bajo la dirección de Diego Spagnuolo, expuso un doble problema: por un lado, las sospechas de corrupción en el entorno cercano al Poder Ejecutivo; y por otro, la indignación social frente al hecho de que tales maniobras afectarían directamente a uno de los sectores más débiles de la población. Para López, este escenario representa no solo un acto de corrupción, sino también una muestra de cinismo extremo hacia las personas con discapacidad.
