Nicole Verón, de 25 años, atraviesa días de exposición inesperada que la colocaron en el centro de la conversación pública. Asegura que no cometió ningún delito y que jamás imaginó verse envuelta en semejante nivel de atención, una “popularidad” que, según reconoce, la supera por completo. La joven, que suele mostrarse tímida, se encuentra ahora asociada a una serie de videos de contenido sexual que circularon masivamente y en los que aparece usando el uniforme de su trabajo.
En diálogo con la prensa, intenta resumir el momento que vive: «Estoy abrumada, mi teléfono está en llamas y estuve cuatro días sin salir de mi casa». Nicole trabaja desde hace tres años y medio como agente de la Policía de la Ciudad, aunque desde hace un mes se encuentra de licencia médica. Los videos que compartía en sus redes sociales comenzaron a difundirse la semana pasada, y ese material erótico terminó en conocimiento del público general. Debido a ello, la Fuerza decidió suspenderla por “comportamiento indecoroso”.
La joven insiste en que nunca anticipó semejante nivel de repercusión: «Nunca imaginé semejante revuelo. Te juro. No pensé que algo así podía pasar y que podía comprometer mi fuente de trabajo». Explica además que toda esta actividad relacionada con la creación de contenido adulto comenzó apenas semanas atrás y responde a una única motivación: la urgencia económica. Soltera y madre de Emma, de 8 años, explicó que «Con el sueldo actual de la policía no nos podemos sostener. Como estoy de licencia mi sueldo llega a $600.000, por eso tomé esa decisión».
La decisión fue abrir una cuenta en OnlyFans, donde los usuarios pagan para acceder al material erótico. Nicole reconoce que actuó sin medir consecuencias al usar la indumentaria institucional: «Me arrepiento de lo que hice, estuve mal, pero no tuve intenciones de ofender a la Fuerza policial». En un inicio publicaba videos provocativos pero con ropa común, sin mayores repercusiones. Sin embargo, algunos seguidores comenzaron a averiguar sobre su vida personal y profesional: «Y cuando les respondí que era policía, no lo podían creer, y me pidieron que posara con el uniforme, que hiciera escenas como policía…». Aceptó sin imaginar lo que vendría después: «Accedí sin pensar en lo que podía generar y todo se descontroló y explotó en todo sentido, creo que el morbo por verme vestida como agente produjo algo impensado».
El impacto fue tal que casi no sale de su casa: «Estoy un poco paranoica, de pronto todos me conocen, todo el mundo tiene mi teléfono, me intimida esta realidad». Durante el último mes llegó a facturar seis millones de pesos, diez veces más de lo que percibe estando de licencia. Al notar el crecimiento repentino de sus ingresos, decidió intensificar la producción: «Cuando empecé a ver lo que estaba ganando, me puse a producir a pleno. Era un monto soñado, al que no me podía negar por una actividad tranquila, que hago en una casa y en la que no molesto a nadie. No es ningún pecado, no me encuentro con gente, nadie me toca, no soy una prostituta. Sí, me pude haber equivocado al usar el uniforme oficial, pero te juro que no lo sabía».
A pesar del escándalo, su familia la acompaña. Dice que tanto su mamá como sus tres hermanos entienden el trasfondo: «porque ellos saben que lo mío es una actuación. Yo no soy esa que se ve ahí y que se muestra sexy, no tiene nada que ver conmigo…». Reconoce tener carácter fuerte, aunque también cierta timidez. Explica que creó un personaje para su contenido: «Entonces me propuse crear un personaje de tontita, inocentona. Ser así gusta más, llama la atención y genera más morbo».
No obstante, se siente tratada como si fuera una criminal: «Noto una persecución increíble de parte de la Policía y de la Justicia de la Ciudad por filmarme uniformada. Entiendo y reconozco mi error, pero no lo sabía -insiste-, pero ¿es para tanto? Hay tantos delitos que están a la vista de todos y hacen la vista gorda». En sus redes llegó a acusar de corrupción a la institución que aún la tiene en sus filas.
Una de las imágenes que se viralizaron de Nicole mientras usaba el uniforme
La licencia médica que tiene vigente desde el 4 de junio se debe a un episodio de violencia de género sufrido con su expareja. Sobre ese antecedente revela: «A raíz de eso estuve internada, tuve un tratamiento psicológico y hoy tomo medicación porque padezco episodios de epilepsia». Gran parte de su sueldo se destina al tratamiento, lo que la llevó a buscar ingresos alternativos: «por eso en octubre empecé a producir material para adultos».
A pesar de lo ocurrido, continúa con esa actividad, aunque ya no utiliza el uniforme para evitar más conflictos. Su futuro laboral es incierto: «¿Volver a la Policía? No sé, la verdad es que en este momento no sé qué hacer. No sé si quiero, ahora quedé muy expuesta por todo». Con el dinero obtenido logró estabilizar parte de su economía personal, incluyendo el pago completo de la matrícula escolar de su hija para 2026. Relata el alivio que sintió: «No te das una idea lo que significa sacarme de encima esas cuotas». Además cuenta que en el colegio están al tanto y la respaldaron. Emma, su hija, también le dio fuerzas: «Mami, vos tranquila, sos la mejor mamá del mundo».
Aunque intenta proyectar fortaleza, admite sentir temor a represalias institucionales: «Le tengo miedo al maltrato, al acoso y seguro que voy a estar mal vista y seré el comentario de todo el mundo…». Teme también ser enviada a destinos complicados como castigo. Actualmente realizaba tareas internas en la Comisaría 12B de Villa Pueyrredón y también recorría la zona.
Nicole recuerda además una situación de acoso que vivió dentro de la misma fuerza hace dos años: «Un comisario me llamó a su oficina para ayudarlo con una consigna que era poco clara… y de pronto me dijo: ‘Sabés que yo soy muy reconocido aquí y me dieron un viaje y quiero que me acompañes a Bariloche, no me podés decir que no’». Ella se negó rotundamente, pero la presión continuó: «después me pidió que le diera un beso». Tras escapar de esa situación, presentó una denuncia formal ante la Oficina Especializada en Violencia Institucional e Integridad Policial.
La joven afirma que llegó a la Policía empujada por vocación y por necesidad. Antes trabajaba en una panadería, donde las exigencias laborales eran incompatibles con la crianza de su hija. Siempre quiso progresar y por eso comenzó a estudiar Medicina, aunque tuvo que dejarla porque no le daba el tiempo. Sueña con retomar los estudios, posiblemente en la carrera de Derecho.
Aunque no lo afirma abiertamente, está convencida de que su paso por la fuerza se acerca a su final: «Tengo la sensación de que voy a ser exonerada». Recientemente recibió un correo electrónico convocándola para presentarse el 1° de diciembre: las notificaciones están vinculadas al sumario administrativo que analiza su situación en la Oficina de Transparencia.
La propia Nicole resumió su percepción más íntima en una frase que publicó en Instagram junto a un collage: «Cuando sabés que definitivamente vas a morir como oficial de guardia sin privilegios ni nada».
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