Carla Marina Pegoraro, madre de la niña de diez años afectada por gas pimienta durante una protesta contra el veto a la ley de Movilidad Jubilatoria, acudió este lunes a la Justicia para solicitar su participación como querellante en el caso y pidió que se cite a indagatoria a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, junto a otros funcionarios. Este pedido se formalizó en una denuncia presentada por el abogado Gregorio Dalbón, quien representa a Pegoraro.
El escrito fue presentado ante el Juzgado Federal número 9, donde se encuentra radicada la causa. En el mismo, Pegoraro pidió que se convoque a declaración indagatoria, conforme al artículo 294 del Código Procesal Penal de la Nación, a Patricia Bullrich, Alejandra Monteoliva, Luis Rollé, Gerardo Ariel Perillo Scampini y Cristian Rivaldi. Según reportes de los medios, este último sería el oficial de la Policía Federal acusado de haber rociado a la niña con gas pimienta durante las manifestaciones del 11 de septiembre.
En su denuncia, Pegoraro detalló lo ocurrido el 11 de septiembre de 2024, cuando ella y su hija Fabrizia Pegoraro, de 10 años, se encontraban cerca del Congreso de la Nación. Según la madre, el oficial Rivaldi, actuando bajo las órdenes del comisario Gerardo Ariel Perillo Scampini, les lanzó gas pimienta de manera violenta a menos de medio metro de distancia, apuntando directamente a sus ojos. Esto les causó tanto daño físico como emocional, según lo declarado.
Además, Pegoraro denunció que tras el incidente, altos funcionarios del Ministerio de Seguridad, incluidos Bullrich, Monteoliva y Rollé, intentaron encubrir los hechos mediante una «maniobra mediática». Según ella, esta operación incluyó la difusión de un video manipulado para minimizar la gravedad de lo sucedido y ocultar la brutalidad policial.
La denuncia, que ahora está bajo la responsabilidad de la jueza federal María Eugenia Capuchetti, también incluye la solicitud de pruebas adicionales, entre ellas, la declaración de la niña en Cámara Gesell para asegurar que su testimonio sea recabado de manera adecuada y con protección psicológica.