En un hecho inédito para el sistema de salud pública argentino, un grupo multidisciplinario de profesionales del Hospital Garrahan llevó a cabo por primera vez una cirugía fetal de alta complejidad sin precedentes en el país. El procedimiento, que se realizó mientras la bebé aún permanecía en el útero, significó un hito en la medicina fetal nacional. Uno de los protagonistas de esta hazaña médica fue Federico Coria, un médico tocoginecólogo oriundo de Tucumán, de 34 años, quien formó parte activa del equipo como integrante del Programa de Diagnóstico y Tratamiento Fetal del reconocido centro pediátrico.

La operación tuvo lugar el 9 de abril y se extendió durante cuatro intensas horas. Durante ese tiempo, los especialistas realizaron una apertura quirúrgica del abdomen materno, extrajeron el útero, corrigieron una grave malformación en la columna vertebral del feto y volvieron a cerrar, todo sin posibilidad de errores. Esta intervención marcó la primera vez que una cirugía de este tipo se realiza de forma completa dentro de la estructura del sistema público de salud argentino, sentando un precedente fundamental para futuras intervenciones similares.

El origen de esta historia se remonta a la localidad de Ramallo, de donde es oriunda Luana Campos, la madre de la bebé. Preocupada por un diagnóstico que le habían dado durante el embarazo, Luana se contactó por correo con Casa Garrahan. Le habían detectado mielomeningocele fetal, también conocida como espina bífida, una patología del tubo neural que compromete la médula espinal. A los pocos días, ya se encontraba en Buenos Aires bajo evaluación médica.

“La médula queda al descubierto en la espalda del bebé, lo que puede generar parálisis, hidrocefalia o incontinencia. Si se logra reparar durante el embarazo, los riesgos bajan notablemente. No se trata de una cura, pero sí mejora mucho la calidad de vida”, explicó Coria. Junto a la obstetra Daniela García y otros colegas, debieron trabajar contrarreloj, ya que la operación debía hacerse antes de la semana 27 de gestación y Luana ya se encontraba en la 25.

El equipo confirmó el diagnóstico mediante estudios genéticos y resonancias, y rápidamente determinaron que el caso era apto para ser intervenido. Con la asistencia de expertos internacionales de Curitiba, Brasil —pioneros mundiales en esta clase de intervenciones—, se organizó la cirugía. Durante el procedimiento, se anestesió por completo a la madre, se expuso el útero fuera del cuerpo, se corrigió la malformación del feto y posteriormente se volvió a colocar el útero en su lugar.

El embarazo transcurrió sin mayores complicaciones hasta el 17 de junio, cuando se rompió la bolsa amniótica y se decidió realizar una cesárea de urgencia. A las 3:35 nació Samira. En contra de todos los pronósticos iniciales, no fue necesario internarla en terapia intensiva neonatal: permaneció junto a su madre desde el primer instante. “Llegamos a la semana 37 de gestación. En este contexto, eso es un logro enorme”, subrayó Coria con emoción.

Para el médico tucumano, egresado de la Maternidad de Tucumán y formado en medicina fetal en el Hospital Italiano, este procedimiento representó la culminación de años de preparación. “Era un objetivo profesional que me propuse hace tiempo. Me formé durante años pensando en este momento”, confesó.

El equipo del Garrahan no se limita únicamente a este tipo de intervenciones quirúrgicas complejas. También realiza procedimientos menos invasivos, como drenajes fetales y análisis genéticos, consolidando al hospital como una institución de referencia en medicina fetal para todo el país. Ya se ofrecen teleconsultas a hospitales del interior para evaluar posibles derivaciones.

“En Tucumán hay personal capacitado, tecnología e interés. Existe un centro de medicina fetal con mucho potencial y estamos en contacto permanente. Replicar esta experiencia en otras provincias es totalmente posible”, señaló Coria, quien no descarta regresar a su provincia en algún momento.

La exitosa cirugía de Samira no sólo representa un triunfo médico, sino también un avance institucional significativo. El programa de cirugía fetal del Garrahan fortalece la atención pública gratuita y de calidad en casos de extrema complejidad, haciendo accesible una tecnología médica que hasta hace poco sólo era posible en el extranjero o en el sistema privado.

Samira será acompañada con controles y seguimiento integral hasta su adultez para monitorear su evolución física y neurológica. “Ella va a vivir con ese diagnóstico, sí, pero ahora tiene una vida llena de posibilidades. Nuestro rol fue simplemente abrir esa puerta”, concluyó con orgullo Federico Coria.

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