Julio Merediz, sacerdote de la localidad bonaerense de San Miguel y excompañero de estudios del papa Francisco, compartió una emotiva remembranza de su amigo a pocos días de su fallecimiento. En una entrevista televisiva, Merediz destacó con emoción el impacto global que generó la figura del pontífice, especialmente en su tierra natal. “La gente demuestra el cariño a una persona que se hizo querer y mostró ese amor”, expresó durante una entrevista televisiva, al recordar las misas multitudinarias celebradas en distintas iglesias del conurbano bonaerense tras la muerte del Papa, donde —según relató— los templos estaban colmados.
En sus palabras, el cura no sólo rescató el afecto popular, sino que también puso en valor el legado más profundo de Bergoglio en la conducción de la Iglesia católica. A su entender, la gran transformación que impulsó Francisco a lo largo de su pontificado fue haber sustituido una mirada centrada en la normativa por una basada en la compasión y la entrega: “El gran cambio que realizó Francisco los últimos siglos de la Iglesia es haber cambiado las leyes por el amor”. Como ejemplo de esta postura, Merediz recordó la cercanía del Papa con los sectores más vulnerables de la sociedad: “Atendió enfermos, presos, se fijaba en los pobres, salía a buscar a los que lo necesitaban. El amor estaba por encima de todo lo demás”.
Resaltó además que Francisco vivió con autenticidad los valores del Evangelio, sin limitarse a transmitirlos en la teoría. “El evangelio lo vivió y lo transmitió plenamente. Es un tipo de gestos”, aseguró, al tiempo que evocó como una muestra clave de ese compromiso su primer acto como pontífice: “Su primer gesto como papa fue ir a la isla Lampedusa, al sur de Italia, y fue él mismo a ver a los migrantes”.
En otro tramo de la entrevista, Merediz compartió detalles sobre el adiós al papa Francisco. Según dijo, está previsto que el féretro sea llevado por personas en situación de calle, un grupo humano que siempre fue priorizado y protegido por el pontífice. También recordó con especial ternura que “el jueves santo, antes de morir, fue a la cárcel a visitar a los presos mientras que el martes bajó al San Pedro sin cámaras oficiales, con pilcha común, a saludar a la gente, a respirar pueblo”.
Consultado sobre lo que viene para la Iglesia después de Francisco, Merediz buscó transmitir calma y esperanza. Según su mirada, el paso de Jorge Bergoglio dejó una huella indeleble: “Las cosas que están grabadas en el corazón no se cambia más. Bergoglio nos llegó al corazón y nos impulsó a ser hombre de corazón abierto y amor. El pueblo de Dios ha sido tocado en el alma. Eso crece y se reproduce más allá de quién sea el papa”.
El sacerdote también recordó una de sus últimas comunicaciones con el Papa. Contó que, con motivo de los 50 años de su tarea pastoral en los barrios populares, le escribió un mensaje agradeciéndole. La respuesta de Francisco fue breve pero profunda: “Le escribí para darle gracia por los 50 años en medio de los barrios y me contestó diciendo que no pierda el fervor. El fervor es una llama encendida y él me pedía que no se apague. En el caso religioso esa llama se mantiene a fuerza de religión y entrega, apertura del corazón y estar siempre listo para los demás”.
Durante la charla, Merediz no evitó referirse a los cuestionamientos que en vida recibió Francisco por parte de algunos miembros del actual gobierno argentino, incluido el presidente Javier Milei. Al respecto, expresó con dolor: “Me molestaba muchísimo y me dolieron muchísimo los ataques contra el Papa. A él también le dolían porque quería mucho a la Argentina. Fue muy argentino siempre”.
Finalmente, explicó por qué el Papa nunca concretó una visita a su país de origen. Para el sacerdote, la ausencia no fue producto de desinterés, sino de circunstancias y percepciones profundas sobre la realidad local. “No vino porque no encontró la oportunidad. A Jorge Bergoglio lo tuvimos 40 años entre nosotros, no lo supimos apreciar y no lo conocimos. No era distinto, siempre fue el mismo. Él prefirió ir a Papúa en medio de Australia, ir al sur de Asia o África, lugares donde nunca lo habían visto y conocido”, explicó.
A modo de cierre, ofreció una reflexión autocrítica sobre la forma en que muchas veces los argentinos se vinculan con sus líderes y entre sí: “Si venía seguramente íbamos a pelearnos porque fue a una provincia y no a otra. Él nos conocía bastante, es como sentimos lamentablemente a veces los argentinos. Nos peleamos por estupideces, pero no es de ahora, viene del bombardeo a Plaza de Mayo y muchas cosas más”.