El país vivió una jornada de alta tensión y violencia este miércoles cuando las fuerzas de seguridad, bajo el mando de la ministra Patricia Bullrich, llevaron a cabo un operativo represivo contra una manifestación en la que jubilados, acompañados por simpatizantes de distintos clubes de fútbol, salieron a las calles para expresar su descontento con las políticas del Gobierno. La brutalidad con la que se actuó dejó múltiples escenas de agresión, entre ellas la impactante imagen de un agente golpeando con su bastón a una jubilada y el grave incidente en el que el fotógrafo Pablo Grillo resultó herido por el impacto de un cartucho de gas lacrimógeno, lo que le ocasionó una fractura de cráneo y su posterior internación en estado crítico.
Sin embargo, otro episodio protagonizado por la Policía de la Ciudad porteña desató polémica en redes sociales. Mientras un camión hidrante avanzaba contra la multitud en medio del caos, la persona que lo conducía tomó un megáfono y lanzó una expresión que reflejaba no solo la violencia del operativo, sino también la carga ideológica detrás del accionar de las fuerzas de seguridad: «¡Vengan, zurdos!», una frase que ha sido utilizada con frecuencia por el presidente Javier Milei en sus discursos contra sectores opositores.
La difusión de este video generó una ola de reacciones en plataformas digitales, donde usuarios de diversas tendencias políticas expresaron su preocupación por el nivel de agresividad de las fuerzas del orden y el discurso de odio que parece estar siendo legitimado desde el oficialismo. En X (antes Twitter), un usuario exigió la intervención de la Justicia y se lamentó por la aparente impunidad con la que se llevaron a cabo estos hechos: «Che, la Justicia… alguien que sancione… esto es grave. Es deprimente y parece que no se puede hacer nada… Solo ver opositores indignados en Twitter… La debilidad de nuestra democracia es preocupante».
Mientras tanto, algunas personas compararon la situación con un escenario de guerra interna: «Estos se creen que están en una guerra civil». También hubo quienes cuestionaron el rumbo del Gobierno y su estilo de gestión: «Si esto no es una dictadura, ¿qué es?».
El hecho de que un efectivo policial utilizara un término despectivo y con carga política en pleno operativo represivo alimentó las denuncias de que el Estado está promoviendo una persecución ideológica bajo el pretexto de garantizar el orden. Para algunos, lo sucedido es una muestra de que la confrontación ha sido institucionalizada como una herramienta de control, algo que genera preocupación en un contexto de creciente tensión social y económica.
