Una noche que comenzó con música y alegría terminó de manera violenta en una cervecería ubicada en Rafael Castillo, La Matanza, cuando una cena show protagonizada por el cantante tropical Daniel Agostini derivó en una pelea a golpes y sillazos. El conflicto fue generado por dos hombres en estado de ebriedad que se negaron a abonar lo consumido y, en un arrebato de violencia extrema, agredieron brutalmente a varias mozas del local. Según informaciones extraoficiales, los agresores serían dos hermanos, uno de ellos policía y el otro un instructor de kickboxing, lo que acrecenta la gravedad del episodio.
El hecho tuvo lugar en la madrugada del lunes y fue captado por las cámaras de seguridad del lugar, la Cervecería Berlín, situada en avenida Carlos Casares 561. Daniela, una de las trabajadoras agredidas, relató con angustia: “Estamos vivas de milagro”, evidenciando la brutalidad del ataque. En paralelo, las autoridades policiales ya comenzaron una investigación para esclarecer lo ocurrido.
Las imágenes del video muestran que el incidente empezó alrededor de las 2:20 de la mañana, apenas minutos después de que Daniel Agostini finalizara su presentación. Según el relato de Daniela, quien trabaja como recepcionista en el local, desde el inicio hubo inconvenientes con estos clientes. “Tuvimos problemas desde el arranque con ellos porque ni la reserva habían respetado. Cuando hay show, como el del domingo, el lugar se maneja con reservas. Y ellos habían reservado, pero recién aparecieron cerca de la medianoche”, explicó.
Daniela fue una de las tres empleadas que sufrieron agresiones físicas por parte de los borrachos. Relató que al principio no hubo inconvenientes ya que el local no estaba tan lleno y lograron ubicarlos. Sin embargo, era evidente que los dos hombres no estaban en condiciones óptimas y, a medida que avanzaba el show, comenzaron a provocar molestias. “Uno de los hermanos se levantó de la mesa y se acercó al escenario gesticulando, intentando llamar la atención. Le tuvimos que decir que no podía levantarse mientras duraba el show y eso no le gustó”, narró la recepcionista.
Durante la entrevista concedida a El Trece, Daniela agregó que los agresores continuaron consumiendo alcohol mientras transcurría el espectáculo y se fueron “embroncando” cuando no pudieron hacer lo que querían. A pesar de que se les llamó la atención repetidas veces para que dejaran de interferir el show, insistían en su comportamiento disruptivo. “Desde un primer momento parecía que buscaban motivos para pelear”, afirmó.
El punto de quiebre se produjo poco después de las 2 de la mañana, cuando uno de los hermanos intentó irse sin pagar lo consumido, acompañado de su novia. “Quiso retirarse sin abonar y reaccionó con gritos cuando le pedí el ticket para el pago”, relató Daniela, quien fue la encargada de solicitar la comprobación del consumo.
En ese momento comenzó la feroz agresión que se observa en el video. Uno de los hombres se abalanzó sobre la recepcionista, propinándole una patada en la pierna y varios golpes en la cara. A pesar del ataque, la joven logró esquivar algunos golpes e intentó empujar al agresor fuera del establecimiento. Al mismo tiempo, el segundo hombre atacó con golpes de puño a otra moza que intentaba calmar la situación. Daniela describió el ataque como brutal: “A mi compañera le dio dos piñas tremendas en la cara. Un animal”.
La golpiza duró apenas segundos, ya que un tercer hombre, que estaba en la misma mesa que los agresores, intervino para sacarlos del local. En las imágenes también se ve cómo una de las mozas arrojó una silla en dirección a los atacantes, intentando intimidarlos para detener la violencia.
Como consecuencia del ataque, una de las mozas sufrió heridas en la cara y la cabeza, por lo que debió ser trasladada al hospital para recibir atención médica. De manera similar, la encargada del lugar presentó una lesión en la rodilla producto de una fuerte patada de uno de los agresores.
Desde la cervecería confirmaron que los responsables ya fueron identificados: uno de ellos es un agente policial que trabaja en Hurlingham, mientras que su hermano, profesor de kickboxing, cuenta con formación en artes marciales y es instructor en Rafael Castillo. Este dato añade preocupación por la peligrosidad y preparación física de los agresores, lo que eleva la gravedad de los hechos.
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