Eliana Almirón presentó una denuncia contra el empresario Daniel Lucci el 25 de julio del año pasado en las oficinas de violencia doméstica del Poder Judicial de Tucumán. En la denuncia, Almirón lo acusa de delitos relacionados con la integridad sexual y la violencia doméstica. Daniel Lucci es un reconocido empresario dentro del sector citrícola, especialmente por su empresa Citrusvil, y forma parte de un grupo empresarial diversificado que también se dedica a actividades como la ganadería, la producción de biocombustibles, el desarrollo inmobiliario, entre otros.
Almirón describió cómo, cuando inició su relación con Lucci en 2016, se enamoró de un hombre que aparentaba ser educado y afectuoso, pero con el tiempo descubrió una faceta oculta llena de violencia emocional, psicológica, física y sexual. Estuvieron casados durante tres años, tiempo durante el cual ella afirma haber sufrido diversas formas de maltrato. Después de la denuncia, la jueza Valeria Brand dictó una medida cautelar para proteger a Almirón, prohibiendo que Lucci se acercara a menos de 500 metros de ella o de su lugar de trabajo.
No obstante, según la denunciante, esta medida fue violada en varias ocasiones. En una de ellas, representantes legales de Lucci intentaron ingresar a su domicilio para notificarle sobre su despido. En otro incidente, Lucci intervino en el sistema de seguridad de la casa para desvincular a Almirón del manejo de las cámaras, permitiéndole, supuestamente, acceder sin ser registrado. Además, asistió a un evento en septiembre, a pesar de saber que ella estaría presente. Debido a estas situaciones, el juez Sebastián Mardiza le imputó cargos por amenazas y desobediencia judicial, y también le prohibió portar armas de fuego y obstaculizar el proceso judicial.
Almirón, además de denunciar la violencia física, destacó cómo Lucci la dejó en una situación económica precaria, haciendo que dependiera completamente de él. Luego, cuando la relación terminó, él dejó de cumplir con sus responsabilidades económicas hacia ella, intentando influir en el levantamiento de la medida cautelar, aunque sin éxito.
En el Día de la Mujer, Almirón compartió una carta en la que describió su relación como tormentosa, afirmando que fue víctima de todas las formas de violencia de género. Reconoció que asumir ese rol fue un proceso doloroso y complejo, no solo para ella, sino también para su familia cercana. En su relato, expresó que había sido advertida sobre antecedentes de violencia de Lucci hacia su exesposa, pero, debido a la falta de condena judicial y al contexto machista en el que creció, desestimó esas advertencias.
Almirón también mencionó las dificultades que enfrentó para presentar la denuncia, no solo por el impacto emocional, sino también por el temor que sentía al tratarse de un empresario poderoso que creía poder comprar todo, incluso la justicia. A pesar de encontrar obstáculos en su camino, agradeció a las mujeres dentro del sistema judicial que actuaron con valentía y rapidez para brindarle protección.
Finalmente, la denunciante advirtió sobre los riesgos que enfrentan muchas mujeres en situaciones similares, subrayando que medidas como las restricciones de acercamiento no siempre son suficientes para frenar a quienes están decididos a hacerles daño. Hizo un llamado a la justicia para que actúe con celeridad y evitó que más mujeres sufran el mismo destino que aquellas que, pese a haber obtenido protección legal, terminaron siendo víctimas de femicidios. Mencionó el caso de María Emilia Cardozo como ejemplo de cómo la violencia de género puede culminar en tragedias si no se toman medidas más efectivas para proteger a las víctimas.