El exgobernador de Tucumán, José Alperovich, atraviesa una etapa de profundo deterioro tanto físico como emocional mientras cumple su condena en el Complejo Penitenciario Federal N°1 de Ezeiza. En junio de 2024, la Justicia lo sentenció a 16 años de prisión tras haber sido hallado culpable de reiterados abusos sexuales contra su sobrina, un caso que generó una gran conmoción en la opinión pública. Su situación dentro del penal es cada vez más preocupante, ya que su salud ha experimentado un visible deterioro, agravado por su estado anímico y la imposibilidad de acceder a beneficios penitenciarios que le permitan cumplir su pena fuera de la cárcel.
De acuerdo con testimonios recogidos de su entorno y del propio personal penitenciario, Alperovich se encuentra sumido en una profunda depresión. La falta de éxito en sus reiterados intentos por conseguir una morigeración de la pena, así como los recientes reveses judiciales que complican aún más su futuro, han terminado por afectar su estado psicológico. Múltiples tribunales han rechazado cada petición de prisión domiciliaria o excarcelación planteada por su defensa, ya que se considera que cuenta con los recursos económicos y contactos políticos suficientes para fugarse en caso de obtener un régimen menos estricto. Otorgarle algún tipo de beneficio penitenciario sería una decisión que ningún juez estaría dispuesto a asumir, pues ello implicaría el riesgo de tener que responder posteriormente por una eventual evasión.
La condena de Alperovich responde a la comisión de nueve hechos de abuso sexual contra su sobrina, quien en el período de 2017 a 2019 trabajaba como su asistente personal. Los ataques se perpetraron tanto en la provincia de Tucumán como en la Ciudad de Buenos Aires, y se caracterizaron por la violencia física y psicológica ejercida sobre la víctima, quien se encontraba en una situación de extrema vulnerabilidad debido a la relación de poder que el exmandatario tenía sobre ella. La sentencia fue dictada por el juez Juan Ramos Padilla luego de un extenso proceso judicial que se inició en febrero de 2024. Desde entonces, el exsenador comparte pabellón con otros condenados por delitos de similar gravedad, como el médico Aníbal Lotocki y el femicida Jorge Mangeri.
En el día a día dentro de la cárcel, su estado de salud ha sido motivo de atención. Testigos cercanos aseguran que su movilidad está cada vez más reducida, hasta el punto de que le resulta difícil desplazarse y, en ocasiones, necesita una silla de ruedas para recorrer largas distancias. Sin embargo, los informes del Servicio Penitenciario Federal indican que su condición es estable y que no existe justificación médica suficiente para concederle un cambio en su régimen de reclusión. A pesar de los reclamos de su defensa, la justicia ha considerado prioritario el cumplimiento efectivo de la condena y el peligro que podría representar su libertad, por lo que no ha accedido a ninguna de las solicitudes presentadas.
A la ya complicada situación del exgobernador se suma una nueva investigación judicial que podría empeorar su futuro legal. En marzo de 2025, el fiscal federal Guillermo Marijuan lo imputó junto a su esposa, la exsenadora Beatriz Rojkés, por el presunto delito de enriquecimiento ilícito. Esta causa se originó a partir de una denuncia presentada por Fernando Miguez, líder de la Fundación por la Paz, y se centra en el considerable aumento patrimonial de la pareja durante los años en que ambos ocuparon altos cargos públicos. Como parte de la investigación, la justicia ha solicitado el acceso a sus declaraciones juradas y ha extendido las pesquisas a familiares y allegados. En caso de ser hallado culpable, Alperovich podría recibir una nueva condena de hasta seis años de prisión, lo que complicaría aún más su situación y dilataría cualquier posibilidad de obtener beneficios penitenciarios en el futuro.
El impacto de estos reveses judiciales ha sido evidente en su actitud dentro del penal. Su rutina carcelaria se ha vuelto monótona y solitaria, limitándose a permanencias prolongadas en su celda y breves momentos de interacción en el área común del pabellón. A pesar de la insistencia de su familia en que su estado de salud se encuentra en franco deterioro, la justicia ha desestimado estos planteos, reafirmando que su lugar de cumplimiento de condena seguirá siendo el mismo.
La trayectoria política y empresarial de Alperovich, que alguna vez le otorgó un poder absoluto en Tucumán y le permitió moverse con impunidad dentro del mundo político, se ha visto reducida a un presente de encierro y desprecio social. Quien durante décadas fue una de las figuras más influyentes de la provincia hoy es visto como un paria, marcado para siempre por la gravedad de sus crímenes. Su imagen ha quedado asociada, en la percepción pública, con el abuso de poder, la impunidad y la corrupción, y su caída representa un símbolo del inevitable peso de la justicia sobre quienes han cometido actos aberrantes. En su actual situación, Alperovich parece haber perdido no solo su libertad, sino también cualquier esperanza de recuperar el prestigio y la influencia que alguna vez ostentó.
Matías Ozorio, quien se encuentra detenido en Lima y es señalado como el principal colaborador…
Clara Montero Barre, quien en el pasado se desempeñó como jefa de prensa de José…
El economista y actual candidato a diputado nacional por La Libertad Avanza, José Luis Espert,…
En medio de un clima político marcado por fuertes cuestionamientos y tras varios días de…
Durante la década del noventa, Karen Reichardt se consolidó como una de las figuras más…
El escenario político en torno a José Luis Espert, actual candidato a diputado nacional por…