Asesino del boliche tenía formación en artes marciales, historial violento y se mofó de Federico mientras agonizaba

La Justicia resolvió imponer 91 días de prisión preventiva a Santiago Budini, de 22 años, quien está acusado de haber causado la muerte de Federico Toledo, de 20 años, mediante un golpe de puño, y de haber lesionado a otro joven durante la salida de un boliche ubicado sobre avenida Sarmiento. La causa fue inicialmente caratulada como homicidio simple con dolo eventual, en concurso real con tentativa de homicidio, aunque los fiscales anticiparon que podría modificarse y convertirse en homicidio agravado por alevosía.

Durante la audiencia, la auxiliar de fiscal Luz Becerra, representando al Ministerio Público Fiscal a cargo de Carlos Sale, detalló tres factores que agravan la situación legal de Budini: sus conocimientos en boxeo, taekwondo y artes marciales mixtas, que, según la acusación, le permitían prever el riesgo mortal de sus actos; su historial de violencia, incluyendo incidentes previos en boliches y amenazas hacia la pareja de una exnovia; y su conducta posterior al crimen, al huir del lugar y luego regresar para burlarse de Toledo. Testigos aseguraron que Budini pronunció una frase cruel tras la agresión: “A ver si ahora le soplan el culo para revivirlo a ese”, lo que reforzó la imputación.

Según la investigación, Toledo había salido del boliche junto a sus amigos cuando se cruzó con Budini, quien estaba acompañado por un compañero de estudios. Tras un intercambio de bromas, Budini atacó primero a Mateo Marti, amigo de la víctima, fracturándole la nariz, y luego golpeó a Toledo, quien cayó al suelo con heridas graves. Un policía que trabajaba como seguridad intentó reanimarlo, pero el joven falleció pocos minutos después. La autopsia preliminar determinó que la muerte se debió a una hemorragia subaracnoidea y un traumatismo encefalocraneano grave, descartando que la caída hubiera sido la causa principal.

El propio amigo de Budini lo identificó ante la policía, aportó su domicilio y confirmó episodios violentos anteriores protagonizados por el acusado. Con esta información, una comisión de la Unidad Fiscal de Homicidios logró detenerlo en Las Talitas. El querellante Nicolás Sotelo solicitó que se reconfigure la calificación a homicidio agravado por alevosía y que Budini sea trasladado a un penal de máxima seguridad, señalando un posible “trato preferencial” por ser hijo de un policía. Sotelo subrayó la tragedia de perder a un joven de 20 años con toda la vida por delante.

La defensa, a cargo de Ernesto García Biagosch y José María Molina, no se opuso a la imputación ni a la prisión preventiva, aunque cuestionó la extensión de tres meses solicitada por la fiscalía, alegando que aún faltan pericias clave y pidiendo respeto por el dolor de las familias.

Durante la audiencia, Budini, entre lágrimas, pidió perdón a los familiares y manifestó su arrepentimiento: “Ojalá pudiera cambiar mi vida por la de Federico para que estuviera aquí”. Sin embargo, el padre del joven fallecido expresó su desconfianza: “No le creo nada. Volvió para burlarse. Él asesinó a mi hijo y debe haber justicia”.

Fiscalía y querellantes coincidieron en resaltar el impacto social del crimen: “Es la pesadilla de cualquier padre: que un hijo salga a bailar y no vuelva”. La investigación continuará con pericias médicas y declaraciones de testigos, elementos que podrían determinar la calificación definitiva del caso y la pena que enfrentará Budini.