Una familia vivía una tranquila cena en la cocina de su hogar cuando, de repente, la calma se rompió. “Hay gente en la casa, corran”, alertó la mujer, desatando el caos. Todos corrieron hacia el jardín, donde se encontraron cara a cara con un grupo de cinco intrusos. Los asaltantes estaban encapuchados, llevaban guantes negros y estaban armados con pistolas nueve milímetros. Ante la amenaza, los miembros de la familia se dispersaron: el padre huyó hacia la casa de un vecino mientras la madre y sus hijos, de 15 años, buscaron refugio en la garita de un country cercano. Los gritos desesperados de las víctimas, sumados al persistente ladrido de su pequeño perro, lograron ahuyentar a los delincuentes.
Lejos de ser parte de un guion ficticio, este impactante suceso ocurrió en un barrio privado ubicado en la calle Constitución, en Tafí Viejo. La fiscalía, liderada por Carlos Picón, junto con la Policía, se encuentra investigando si el incidente fue un intento fallido de robo o una tentativa de secuestro.
Posteriormente, Andrés Ostengo, la víctima principal, formalizó una denuncia. Álvaro Zelarayán, su abogado, calificó el hecho como “extremadamente violento, incluso para los estándares de los investigadores”. Según el letrado, las grabaciones obtenidas de las cámaras de seguridad tanto de la vivienda como del barrio proporcionan elementos clave para esclarecer el caso. “Las imágenes revelan detalles inquietantes que están siendo analizados detenidamente. Entre ellos, que los asaltantes eran entre cuatro y cinco, y al menos uno de ellos podría haber sido una mujer. Todos estaban encapuchados y actuaron de manera coordinada”, explicó Zelarayán.
Lo más llamativo es el grado de preparación de los atacantes. En las grabaciones, se observa cómo manejan las armas con seguridad, apuntándolas al suelo mientras corren. También se mueven con una estrategia clara: uno de ellos avanza mientras otro cubre su retaguardia. Estas acciones reflejan un nivel de entrenamiento que ha llevado a los investigadores a sospechar que podrían pertenecer a alguna fuerza de seguridad o estar vinculados a agencias privadas de vigilancia.
El ingreso al domicilio también fue meticulosamente planeado. Los delincuentes irrumpieron desde una construcción en curso adyacente, rompiendo una cerca y accediendo a la casa de Ostengo. Sin embargo, lo que genera más dudas es la aparente inacción de los guardias del barrio vecino. Ninguno detectó movimientos sospechosos a pesar de la presencia de cinco personas merodeando.
La desconfianza en los vigilantes creció tras un extraño episodio. Según Zelarayán, cuando Ostengo regresó al lugar por donde ingresaron los delincuentes para mostrarlo a la policía, descubrió que el área, inicialmente seca, había sido mojada. “Los guardias ofrecieron una excusa poco creíble: uno de ellos alegó que su jefe, diabético, había orinado allí. No descartamos que haya sido un intento de borrar evidencias”, agregó el abogado.
El motivo del ataque sigue siendo una incógnita. A pesar de entrar al hogar, los asaltantes no robaron dispositivos electrónicos como netbooks, tablets o celulares que estaban a la vista. Su comportamiento dentro de la vivienda también llama la atención: ingresaron directamente al dormitorio principal y, en un momento, una presunta mujer permaneció en la habitación de los adolescentes.
Ostengo, abogado y empresario, maneja varias actividades, como una tienda virtual y un viñedo, además de gestionar cuentas de deudores para destacadas empresas. Según Zelarayán, no existen conflictos previos ni problemas legales que sugieran un móvil claro. “Todo apunta a que esto no fue un simple robo. Tampoco parece ser un mensaje de intimidación. Creemos que pudo tratarse de un intento de secuestro”, afirmó el representante legal.
El comportamiento de los delincuentes fuera de la vivienda refuerza esta teoría. Las imágenes muestran a tres de ellos persiguiendo al abogado por las calles del barrio en lugar de quedarse en la casa para sustraer bienes de valor.
Actualmente, el caso se encuentra bajo la supervisión del fiscal Picón. Zelarayán señaló que su cliente ratificará la denuncia y aportará nuevas pruebas para ayudar a avanzar en la investigación. “La fiscalía y la policía han actuado rápidamente. Nos enfrentamos a un caso sumamente grave que exige respuestas”, concluyó el abogado.
