Tras haber sido dado de alta en el hospital luego del episodio en el que fue atacado por una jauría de perros dentro de una vivienda en Yerba Buena, el joven conocido en la zona como “Cachito” volvió a quedar bajo custodia policial. La detención se concretó durante la jornada de hoy mediante un procedimiento efectuado por la Brigada de Lomas de Tafí, de acuerdo con lo confirmado por fuentes judiciales cercanas al caso.
La nueva aprehensión no se trató de una decisión aislada, sino que obedeció a una orden emitida por la Justicia, la cual deberá definir en los próximos días cuál será la figura penal que se le imputará en esta ocasión. Los registros oficiales muestran que el historial de “Cachito” es amplio y complejo: entre los años 2016 y agosto del presente año, acumuló un total de 26 causas judiciales.
Dentro de ese extenso listado de expedientes, figuran denuncias por distintos tipos de delitos. Entre ellas, aparece un caso vinculado a violencia de género, dos procesos judiciales por atentado y resistencia a la autoridad, y la gran mayoría relacionada con hechos contra la propiedad privada, principalmente intentos de robo y de hurto. A pesar de esa cantidad de denuncias, nunca llegó a recibir una condena firme, y gran parte de los procesos quedaron archivados ante la falta de pruebas concluyentes. A esto se suma que, según las actas contravencionales, también fue arrestado en 11 oportunidades por infracciones menores.
En el plano social, una voz cercana al joven salió en su defensa. Hugo Pérez, quien se presenta a sí mismo como su “amigo de la calle”, reconoció públicamente que “Cachito” arrastra serios problemas de consumo, aunque al mismo tiempo criticó con dureza el trato que recibe por parte de las fuerzas de seguridad. “La Policía lo tiene de hijo. Es cierto que tiene problemas de adicción y que se mandó unas cagadas, pero no por eso siempre le van a culpar de todo lo que pase en el barrio. La droga lo tiene mal. Me pude sacar el vicio, pero él no y así anda”, declaró hace algunos días, marcando la diferencia entre su recuperación y la situación actual de su compañero.
Por otra parte, cabe recordar que apenas cinco días antes del ataque con la jauría, “Cachito” ya había sido detenido, en esa ocasión bajo sospecha de haber sustraído una computadora de un comercio ubicado en la calle Remedios de Escalada al 100, también en la ciudad de Yerba Buena. Sin embargo, ese procedimiento no prosperó: la fiscalía a cargo resolvió devolverle la libertad, ya que al momento de evaluar la denuncia consideró que las pruebas disponibles no eran suficientes como para sostener una imputación formal.
En este contexto, la historia de “Cachito” refleja una combinación de reincidencias judiciales, procesos inconclusos, problemas de adicción y un fuerte debate social en torno a la responsabilidad de las instituciones y a la manera en que la Justicia maneja casos de estas características.
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