Tras el bombardeo llevado a cabo por las fuerzas israelíes sobre una iglesia ubicada en la Franja de Gaza, el sacerdote argentino Gabriel Romanelli ofreció un desgarrador testimonio sobre cómo se vivió esa jornada desde el interior del templo afectado. El religioso describió con contundencia el impacto emocional del ataque: “Estamos todos shockeados”, expresó, evidenciando la conmoción generalizada que generó el episodio entre los presentes.
En diálogo con el programa Mañanas Argentinas de C5N, Romanelli explicó que, si bien el ambiente dentro de la iglesia se encuentra más sereno en comparación con el momento del ataque, los bombardeos continúan resonando en el entorno, y aún se perciben restos explosivos que siguen impactando en las inmediaciones. “El estallido fue tremendo y generó una dispersión de esquirlas de vidrio que alcanzaron a varias personas. En total, hubo quince heridos. Tres fallecieron. Dos jóvenes siguen en recuperación; uno de ellos sufrió graves lesiones, incluyendo un pulmón perforado y daño en otros órganos internos. Afortunadamente, yo me encuentro bien”, relató el cura.
Romanelli hizo hincapié en el dramático panorama humanitario que se vive en Gaza, destacando la extrema dificultad para acceder a insumos básicos. “Muere gente por todos lados. La situación es desesperante. Las ayudas internacionales ingresan con cuentagotas desde hace ya cuatro meses. Todo está fuera del alcance de la población: un litro de diésel puede llegar a costar 25 dólares y un kilo de azúcar hasta 100. ¿Quién puede permitirse eso?”, cuestionó con indignación.
Respecto al momento exacto del ataque, el sacerdote recordó que acababan de concluir una instancia de oración y meditación en silencio, que usualmente se realiza cada día a las siete de la mañana. “Ese día, como es habitual, se acercaron niños y adolescentes. Siempre les pedimos que busquen resguardo en el interior del edificio. La gente comenzaba a salir, y advertimos que evitaran permanecer en el patio”, señaló.
Relató además cómo vivió los instantes posteriores a la explosión. “En ese momento, todo parecía tranquilo. Salí de mi oficina con la intención de compartir unos mates con un compañero y continuar con nuestras tareas diarias. Eran aproximadamente las 10 de la mañana. Justo cuando saludaba a ese joven, se produjo una enorme detonación. Miré hacia el fondo del edificio y vi que el impacto había sido en la parte posterior de la iglesia. Sentí una especie de golpe en la pierna, pero mi prioridad fue asistir a mi compañero, que estaba frente a mí, herido de gravedad y perdiendo mucha sangre por los daños en sus órganos internos”, relató con crudeza.
Finalmente, Romanelli también se refirió a su vínculo con el papa Francisco. Explicó que tienen una relación cercana y frecuente, y que tras el ataque, el Sumo Pontífice se comunicó con él. “El Papa definió con exactitud lo que vivimos: una situación verdaderamente terrible”, afirmó. Asimismo, aprovechó la ocasión para referirse al rol extraordinario que Francisco ha cumplido, destacando que su figura trasciende lo habitual y ha sido fundamental en momentos difíciles: “Francisco ha sido, sin dudas, alguien fuera de lo común”.