Walter “Petiso David” Lobo enfrenta sin duda la etapa más compleja de su vida judicial. Este miembro del clan Los Gardelitos, actualmente alojado en un calabozo de la Policía Federal en Barrio Norte, se encuentra imputado por primera vez en una causa vinculada al narcotráfico y se encuentra al borde de un procesamiento por tenencia de drogas. Además, sus familiares están bajo la lupa de la Justicia, siendo investigados por amenazas y por la presunta venta de estupefacientes.
La Justicia analiza la posibilidad de trasladar a Lobo a un penal federal fuera de Tucumán, debido a que fue clasificado como un reo de alta peligrosidad. Esto se fundamenta tanto en sus supuestos vínculos con el tráfico de drogas como en el poder económico que ha ostentado públicamente en varias ocasiones a través de redes sociales, mostrando capacidad para sobornar o, según el caso, intimidar a testigos.
El caso judicial de Lobo se aceleró a partir de los allanamientos ordenados por la Justicia Federal, que culminaron con el hallazgo de cinco kilos de marihuana en una de sus propiedades. Esta medida formó parte de la investigación que surgió tras el tiroteo de septiembre en una fiesta electrónica en Tafí Viejo, enfrentamiento protagonizado por Javier “Chuky” Casanova y Facundo Ale, líderes de grupos rivales. Si bien “Petiso David” no estuvo directamente involucrado en el tiroteo, fue señalado como aliado de Casanova, lo que motivó un seguimiento policial intensivo.
Lobo, conocido en los ambientes delictivos de Tucumán aunque hasta ahora sin condenas firmes, fue detenido pocas horas después de que el Gobierno ofreciera una recompensa de $20 millones por información sobre su paradero. Su captura marcó un giro en la antigua rivalidad entre Los Gardelitos y el clan Ale, conflicto que había alcanzado su punto más crítico en los años 80 y que resurgió tras la muerte de Rubén “La Chancha” Ale.
Recientemente, el acusado decidió cambiar de abogado y de estrategia de defensa. Su nuevo representante, Augusto Avellaneda, adelantó que buscará demostrar que Lobo no residía en la vivienda donde se encontró la droga, dejando atrás la versión inicial que apuntaba a que la marihuana había sido “plantada” por la policía. “Vamos a acreditar que no hay prueba directa que lo vincule con la marihuana encontrada”, sostuvo Avellaneda, aunque reconoció que el procedimiento fue correctamente documentado.
El giro en la estrategia legal se dio luego de que dos testigos denunciaron haber recibido presiones y amenazas por parte de allegados a Lobo. Uno declaró que intentaron sobornarlo para cambiar su testimonio, mientras que otro aseguró haber sido intimidado junto a su familia. Como consecuencia, la Justicia amplió la investigación para incluir al entorno del detenido.
Mientras espera la resolución de su situación procesal en su celda, “Petiso David” podría ser enviado a una cárcel federal. Su trayectoria, marcada por episodios de violencia y presuntos vínculos con el narcotráfico, se suma ahora como un nuevo capítulo en la larga y violenta guerra entre clanes que, a pesar del paso del tiempo, continúa dejando huella en la crónica policial de Tucumán.