Selene Herrera había ido a cubrir el entrenamiento de Atlético Tucumán el viernes pasado. Eran las 20:30 del feriado y no había nadie en la calle. Selene ya estaba en la parada del colectivo en Congreso y Crisóstomo cuando un taxi se detuvo.
“Sin que le haga señas, el taxista me dice: ‘¿Hasta dónde tenés que ir?’. Con toda la confianza del mundo, como si me conociera, insiste de manera violenta: ‘Hasta dónde vas te estoy preguntando’. Yo le respondí: ‘Estoy esperando el colectivo y no necesito que me lleves’”.
El calvario relatado ante Ana Pedraza en latucumana de mañana es escalofriante:
-Subite.
-No, no te conozco.
«Me puse nerviosa, me temblaba todo el cuerpo, no había nadie. Y me dijo: ‘Ya vas a ver si no te vas a subir’. En ese momento sentí que se me soltaron las piernas”, relata la periodista quien se atrevió a contar los detalles del drama vivido en primera persona.
“Nunca se me ocurrió llamar por teléfono. Empecé a caminar en contramano, pero él retrocedió un poco. Me quedó patente el ruido del freno de mano. Empezó a insultarme. Le pegó un golpe al volante molesto, intentó abrir la puerta para bajarse y levantarme. Yo miré a todos lados y ahí me dijo: ‘No sé a quién buscás si nadie te va a ayudar’”.
En ese momento, el salvador: “Apareció un chico morocho, petisito, y lo miré pidiéndole ayuda. Me miró y se acercó. Ahí el taxista le pegó al volante y dijo: ‘Decí que ha llegado este y te ha salvado’. El chico me preguntó: ‘¿Estás bien?’. No le sé ni el nombre al chico que me salvó. Unos 15 minutos después, llegó mi colectivo. No sé cómo subí. Pero cuando me senté, estallé en llanto”.
Al llegar a su casa, Selene tomó coraje: “Atiné a publicarlo en Twitter porque sé que hay empatía y quiero visibilizar esto. No lo hice con otro propósito. Estaban los hermanos de mi mamá, le conté a mi tío lo que me pasó y le dije: ‘Lo único que alcancé a ver fue la patente’. Memoricé la patente, no la licencia. Pero mi tío con la patente sacó la licencia y tenemos el nombre de la persona. Lo que no sé es si el tipo es el dueño o el chofer”.
Después de contarle todo a su tío, Selene revela: “Me agarró una crisis de llanto. Cuando lo subí, no sabía que esta persona ya había tenido antecedentes. Me mandaron tuits de otra persona que en enero ya había subido a ese auto y la persona con las mismas características la había querido manosear. Insisto: no sé si él es el dueño del auto o es el chofer. Si es él, tengo todos los datos. Lo puedo reconocer: es una persona mayor, entre 40 y 50 años, con barbita candado y anteojos”./Eltucumano
