Después de una prolongada demora de más de cuatro meses, el sistema judicial de Tucumán finalmente dictó sentencia contra Facundo “Facundito” Ale, de 32 años. La Justicia lo halló culpable por haber disparado contra la vivienda de Mercedes “Blanca” Galván, integrante del conocido clan “Los Gardelitos”, y le impuso una condena de un año y seis meses de prisión condicional. Esta pena, al no implicar cárcel efectiva, generó un fuerte malestar entre los familiares de la víctima, quienes no tardaron en calificar el fallo como “injusto y desigual”.

El episodio violento se remonta al 15 de abril de 2023 y tuvo lugar en el barrio Victoria. De acuerdo con la denuncia formulada por Galván, ese día Ale arribó hasta su domicilio en un automóvil Mercedes Benz y, desde el interior del vehículo, abrió fuego. Al menos cinco balas impactaron en la fachada de la casa, provocando gran conmoción. La causa quedó en manos de la Unidad Fiscal Criminal dirigida por el fiscal Mariano Fernández, quien imputó a Ale bajo la figura de amenazas agravadas por el uso de arma de fuego.

Durante el curso de la investigación, el acusado se mantuvo prófugo durante tres meses, hasta que decidió presentarse ante la Justicia el 25 de agosto. Con el avance del proceso, se proyectaba un juicio oral que finalmente se postergó debido a un nuevo episodio violento: Ale fue herido de bala en La Ciudadela, en un suceso que no fue esclarecido, pero que se sospecha estuvo vinculado a conflictos internos en la barrabrava del club San Martín de Tucumán. Luego de recibir atención médica en el hospital Padilla y ser dado de alta —pues las heridas no fueron de gravedad—, su defensa legal, representada por los abogados Ricardo Fanlo y Agustín Montero, pidió la reprogramación del juicio. La solicitud fue respaldada por un informe médico forense que determinó que Ale no se encontraba en condiciones físicas para prestar declaración.

Finalmente, el juicio se concretó la semana pasada a lo largo de tres audiencias consecutivas. Durante el debate, el fiscal Fernández mantuvo su postura inicial y reafirmó los cargos imputados, mientras que los defensores insistieron en que su cliente no tuvo participación en los hechos. No obstante, uno de los testigos confirmó que Ale había preguntado específicamente por la vivienda de “Blanca” antes de efectuar los disparos. A pesar de la existencia de declaraciones contradictorias, el juez Fernando Zóttoli entendió que existían elementos suficientes para establecer la responsabilidad penal de Facundo Ale y lo condenó, aunque con una pena inferior a los dos años y medio que había solicitado la fiscalía.

La decisión judicial generó una reacción inmediata y de alto voltaje emocional. El mismo día en que se conoció el fallo, tres personas relacionadas con “Los Gardelitos” —entre ellas un nieto de Galván— fueron condenadas a penas de prisión efectiva. Esta coincidencia alimentó el sentimiento de injusticia dentro del círculo familiar de la víctima.

En redes sociales, Román Lobo, allegado a los condenados, expresó su indignación mediante un mensaje cargado de frustración: “Lo que es la Justicia de este país de mierda… Hoy recibimos la peor noticia: condenaron a mi hermano a 15 años de prisión sólo por ser hijo del ‘Petiso David’”. Sus palabras reflejaron el malestar por lo que interpretan como una diferencia de trato entre acusados, sugiriendo que Ale fue favorecido por su apellido o vínculos.

Cabe destacar que esta es la primera vez que Facundo Ale recibe una condena formal. No obstante, ya había enfrentado causas penales anteriormente. En un expediente por agresión física se le concedió la probation, evitando el juicio, y en otro caso relacionado con amenazas hacia un inspector municipal, la denuncia fue archivada porque la supuesta víctima nunca ratificó la acusación.

A pesar de haber sorteado una nueva causa con una pena leve, el panorama judicial de Ale está lejos de haberse aclarado. Próximamente deberá afrontar un proceso por abuso sexual. Si en ese juicio es encontrado culpable, no podrá recibir una nueva pena condicional y deberá cumplir la condena en prisión.

La resolución del caso reavivó tensiones históricas entre facciones vinculadas al crimen organizado local, especialmente entre los Ale y “Los Gardelitos”, y dejó al descubierto las fisuras en el funcionamiento del sistema judicial. Mientras Ale fue hallado culpable pero evitó la cárcel, la familia de Galván continúa denunciando un trato judicial desigual. El episodio, además de revivir viejos conflictos, abrió un nuevo debate público sobre la equidad y credibilidad de la Justicia tucumana.

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