Familiares de detenidos en la nueva cárcel de Benjamín Paz, en Trancas, expresaron su indignación y preocupación por las condiciones inhumanas en las que se encuentran los presos. Según sus denuncias, los internos han sido llevados a lo que describen como un «campo de muerte», donde carecen de agua, comida y cualquier tipo de atención adecuada.
El sábado, los familiares se reunieron en las afueras del penal para protestar y anunciaron que realizarán una marcha el lunes frente a la Casa de Gobierno, exigiendo respuestas y mejores condiciones para sus seres queridos. Durante la protesta, relataron que los presos no han recibido alimento ni agua desde que fueron trasladados hace más de una semana. «Están deshidratados, golpeados, con la ropa rota, y llevan días vistiendo la misma ropa. No hay absolutamente nada en ese lugar», expresaron con evidente desesperación.
También denunciaron las severas restricciones para las visitas, señalando que solo pudieron estar unos minutos en el lugar, viendo a los detenidos a través de una tela bajo el sol, sin oportunidad de tener un contacto directo con ellos. «Todo lo que se dijo sobre esta cárcel es una mentira. No tienen acceso a atención médica ni a lo básico para sobrevivir. En Villa Urquiza las condiciones eran deplorables, pero al menos había agua, algo de comida y los familiares podían dejar mercadería. Ahora están completamente abandonados», lamentaron.
Según los testimonios, la situación en esta nueva cárcel es incluso peor que en las comisarías, que ya eran conocidas por sus pésimas condiciones. Aseguran que muchos detenidos han sido golpeados y que las autoridades no han tomado medidas para garantizar su bienestar. La falta de supervisión y control por parte de organismos de derechos humanos y jueces de Ejecución Penal también fue duramente criticada.
«¿Dónde están los representantes de Derechos Humanos y los jueces encargados de supervisar estas situaciones? Deberían estar aquí, asegurándose de que esto no ocurra», reclamó uno de los manifestantes. Estas declaraciones reflejan el sentimiento de angustia y abandono que viven los familiares, quienes exigen respuestas concretas y una mejora inmediata en las condiciones de los detenidos.
