El juicio por el femicidio de Gabriela Picciuto, cuyo cuerpo fue hallado sin vida en una cisterna de su casa en la calle Chacabuco 59, está por llegar a su fase final. Este lunes se espera que se escuche el testimonio de la defensa antes de los alegatos de cierre ante el tribunal integrado por los jueces María Valeria Mibelli, Isabel de Los Ángeles Méndez y Guido Leandro Cattáneo. Este caso ha sido uno de los más impactantes y conmovedores en Tucumán en los últimos años, y tiene como único imputado a Leonardo Salomón, quien fuera pareja de la víctima.
La Fiscalía de Homicidios II, encabezada por Carlos Sale, sostiene que Salomón golpeó violentamente a Picciuto entre el 9 y el 11 de marzo de 2023, causándole un traumatismo encefalocraneano que le provocó la muerte. Posteriormente, Salomón ocultó el cadáver en la cisterna de la vivienda, sellándola con ladrillos y ropa para disimular el crimen. El cuerpo fue descubierto dos meses después, por un albañil que realizaba trabajos en la propiedad, encontrándose en un avanzado estado de descomposición.
En la audiencia de este miércoles, Isolina del Valle Ponce, amiga cercana de Gabriela, reveló que la víctima le había expresado su temor a ser asesinada. «Me dijo: ‘me quieren matar, pero no les voy a dar el gusto’. Me arrepiento de no haberle preguntado quién», comentó Ponce ante los jueces. La testigo también relató que Picciuto enfrentaba conflictos con los inquilinos y vecinos de su casa y que, al intentar denunciar las irregularidades, frecuentemente era ignorada. «La veían como una mujer sola, loca y desamparada», expresó Ponce con tristeza.
Aprovechando la presencia del imputado en la sala, el fiscal Sale le preguntó a Ponce si conocía a Salomón, a lo que la testigo respondió negativamente.
Por otro lado, la psiquiatra Valentina Contreras, quien atendió a Picciuto en 2022 en el hospital del Carmen, brindó un testimonio crucial. Contreras explicó que la víctima fue internada en ese entonces en un estado alterado, presentando alucinaciones, paranoia y heridas visibles en su cuerpo. En esa ocasión, Gabriela le había dicho que querían robarle y matarla, aunque la psiquiatra interpretó esas afirmaciones como delirantes debido a la falta de antecedentes clínicos y la presencia de un único acompañante, un joven llamado “Lucas”. «Decía que alguien quería sacarle su casa, que la seguían, que la habían golpeado, pero no recordaba quién. También presentaba dolor torácico y lesiones en un ojo», detalló la profesional.
Según la acusación, Salomón golpeó a Picciuto hasta causarle la muerte, y luego ocultó su cuerpo en la cisterna, cubriéndolo con ropa, sellándola con ladrillos y pintando la estructura para ocultar su presencia. El cadáver fue encontrado el 12 de mayo de 2023, cuando un obrero descubrió la cisterna mientras realizaba trabajos de renovación en la propiedad.
El fiscal Sale argumenta que el crimen fue perpetrado en el contexto de violencia de género, con Salomón aprovechando la vulnerabilidad psicosocial de la víctima. En su momento, la jueza de Familia Karina Lezcano de Franccesco había dictado medidas de restricción para proteger a Gabriela y su familia de las amenazas de Salomón.
El defensor oficial Hernán Molina anunció que renunciará al testimonio de José Luis Fumero, el ex esposo de la víctima, y confirmó que Leonardo Salomón ofrecerá su versión de los hechos ante el tribunal el lunes próximo.
A medida que el juicio se acerca a su fin, la tensión aumenta en torno a un desenlace que podría sentar un importante precedente en el tratamiento judicial de casos de abuso, vulnerabilidad psíquica y violencia de género. Gabriela Picciuto, quien había expresado su temor por su vida antes de ser asesinada, se ha convertido en un símbolo de las víctimas que no lograron ser escuchadas a tiempo.