El empresario tucumano Daniel Lucci enfrentó un nuevo obstáculo en su batalla judicial este lunes, cuando la Justicia decidió no concederle el sobreseimiento en la causa penal por violencia de género que se originó en 2023 tras la denuncia presentada por su esposa. Durante la audiencia, que se extendió por varias horas, Lucci se encontró cara a cara con su esposa en la sala de audiencias.
El juez Carlos Caramuti, quien presidía el Tribunal de Impugnación, ratificó la sentencia emitida previamente por su colega María Alejandra Balcázar, negando así el pedido de sobreseimiento que había sido presentado por la defensa del empresario, quien está vinculado al negocio de los cítricos. Como consecuencia de esta decisión judicial, Lucci sigue imputado por los presuntos delitos de amenazas de muerte y desobediencia judicial, ambos cometidos en el contexto de violencia de género en perjuicio de su pareja. Además, el juez confirmó el sobreseimiento de Lucci respecto a otra demanda vinculada con el despido de su esposa de la empresa familiar.
Ahora, el Ministerio Público Fiscal deberá continuar con la investigación sobre la presunta violencia de género en un plazo máximo de seis meses. Al término de este período de instrucción, un tribunal tendrá la tarea de decidir si el caso avanza a un juicio oral.
En la audiencia, Daniel Lucci estuvo representado legalmente por los abogados Mario Mirra y Arturo Forenza. Por su parte, la querella fue defendida por Patricia Neme, Emilio Mrad y Franco Venditti, mientras que la representante del Ministerio Público Fiscal fue Alejandra Navarro, perteneciente a la Unidad Fiscal de Género N° 2.
Un empresario con antecedentes de violencia
No es la primera vez que Daniel Lucci se enfrenta a acusaciones relacionadas con la violencia de género. Anteriormente, sus ex parejas, Luciana Martinez Giovo y Lisa Jorgelina Mema, también lo denunciaron por hechos similares. Este trasfondo añade más tensión a su situación judicial actual.
Daniel Lucci es heredero de un vasto imperio agroindustrial que comenzó con el arduo trabajo de su padre, Vicente Lucci. Este último, reconocido por su visión empresarial, fue el principal impulsor del crecimiento de Tucumán como un actor clave a nivel mundial en la producción de limones. Hoy en día, la empresa familiar insignia, Citrusvil, es uno de los proveedores más importantes de Coca-Cola a nivel global.
Además de Citrusvil, la familia Lucci tiene bajo su control otras grandes empresas, entre las que se incluyen Viluco, Engordar, El Pucará y Nueces de Catamarca. Estas firmas abarcan diversas áreas productivas, desde la citricultura y sus derivados, hasta la producción de nogal, la ganadería y cultivos como la caña de azúcar, cereales, legumbres y forrajes. Asimismo, los Lucci han diversificado sus inversiones hacia sectores como los biocombustibles, la construcción, el desarrollo de barrios privados y otros emprendimientos inmobiliarios.
Este entramado empresarial coloca a Daniel Lucci como una figura de gran relevancia dentro del panorama económico de Tucumán y más allá, pero su creciente lista de enfrentamientos judiciales, particularmente por denuncias de violencia de género, ha comenzado a manchar su imagen pública.