En el marco de un juicio oral y público que concluyó este viernes, Juan Manuel Zurita, de 21 años, fue sentenciado a tres años de prisión en suspenso por su implicación en un grave episodio de violencia ocurrido en Santa Lucía. El caso, que había generado conmoción en la comunidad, involucró una pelea entre adolescentes donde Zurita tuvo un rol central al incitar a su hermana menor a agredir con una botella rota a otra joven.
El violento incidente se remonta al 30 de julio de 2023, cuando, alrededor de las 22:30 horas, se originó un conflicto entre tres adolescentes en la plaza principal de la localidad. En un primer momento, la disputa pareció disiparse cuando los implicados se dispersaron. Sin embargo, la situación escaló cuando Zurita, hermano de una de las adolescentes y mayor de edad, intervino en el asunto. Según lo expuesto durante el juicio, el joven envió un mensaje de voz amenazante, asegurando que “le iba a tocar el descanso” y que “la iba a matar”, en alusión a una de las participantes del enfrentamiento.
Tras este mensaje, los adolescentes se reencontraron en el mismo lugar, y allí se desató nuevamente la violencia. En ese segundo episodio, Zurita tomó a la víctima por detrás, sujetándola de los brazos, lo que la dejó indefensa. Aprovechando su autoridad y superioridad como hermano mayor, le ordenó a su hermana de 15 años que rompiera una botella de vidrio que tenía en sus manos y atacara a la otra joven. La menor obedeció: rompió la botella y con uno de los fragmentos le provocó cortes en el cuello y el brazo izquierdo a la víctima, quien fue abandonada en el lugar por los hermanos y luego trasladada al hospital de Monteros para recibir atención médica.
La Unidad Fiscal de Delitos contra la Propiedad y la Integridad Física de las Personas del Centro Judicial Monteros, a cargo de la fiscal Mónica García de Targa, fue la responsable de investigar este caso. En su acusación, la fiscalía sostuvo que Zurita actuó como autor mediato del delito de lesiones graves en grado de tentativa, agravadas por haber utilizado a una menor de edad como instrumento directo del ataque.
Cabe mencionar que este proceso judicial fue el segundo que enfrentó Zurita por el mismo hecho. En una instancia anterior, el joven había sido condenado a siete años, un mes y diez días de prisión por tentativa de homicidio, también agravado por el uso de una menor. No obstante, esa sentencia fue apelada por la defensa, argumentando que hubo modificaciones en la plataforma fáctica que impidieron una defensa adecuada. Como consecuencia, el tribunal de alzada anuló la condena y ordenó la realización de un nuevo juicio, el cual culminó ahora con una condena significativamente menor.
El magistrado encargado del nuevo debate no encontró elementos suficientes para mantener la calificación de tentativa de homicidio y, en cambio, aplicó una pena condicional por lesiones graves, dejando en claro que si bien el acto fue grave, no hubo intención comprobable de matar por parte del imputado.
Finalmente, se destacó que este lamentable episodio resalta no solo la peligrosidad de las agresiones entre jóvenes, sino también el impacto que puede tener la intervención de adultos, incluso familiares, en conflictos que podrían haberse resuelto de manera no violenta. La justicia reconoció la gravedad del accionar de Zurita, aunque también tomó en cuenta las circunstancias que permitieron otorgar una pena de ejecución condicional.