Tucumán Central logró imponerse por 1-0 frente a Graneros y aseguró su lugar en la final de la Liga Tucumana de Fútbol, aunque el desarrollo del encuentro quedó profundamente marcado por controversias arbitrales y graves incidentes al finalizar el partido. El árbitro principal, Jorge Sosa, y su equipo fueron acusados por jugadores y dirigentes de favorecer al conjunto capitalino, situación que desembocó en una verdadera batalla campal dentro del estadio de Ciudadela.
Testigos del enfrentamiento relataron que los miembros del cuerpo arbitral intentaron defenderse de las agresiones con golpes de puño e incluso usando el banderín, en medio de un caos absoluto que requirió la intervención inmediata de la policía. Este episodio se inscribe dentro de una serie de conflictos y polémicas que atraviesan diversas categorías del fútbol argentino, evidenciando una crisis tanto institucional como deportiva que también afecta a los torneos locales.
A pesar de que la victoria le permitió a Tucumán Central avanzar a la final, el resultado del partido quedó completamente opacado por los incidentes. Cabe destacar que el equipo de Villa Alem ya había protagonizado un encuentro polémico en los cuartos de final frente a Ateneo Parroquial Alderetes, lo que refuerza las críticas sobre la gestión y el desempeño del arbitraje en la competición.
Las imágenes de los disturbios, que circularon rápidamente en redes sociales y medios de comunicación locales, reflejan la magnitud del conflicto y cómo este tipo de episodios “manchan la pelota” dentro del fútbol tucumano. Hasta el momento, la Liga no ha emitido ningún comunicado oficial respecto a posibles sanciones o medidas disciplinarias derivadas de los hechos.