Durante la madrugada del miércoles se registró un episodio de violencia extrema en Villa 9 de Julio, cuando un grupo de vecinos intentó ahorcar a un joven señalado como responsable de varios robos en la zona. La situación derivó en la intervención tanto de personal de seguridad privada como de la Policía, evitando lo que pudo haber sido una tragedia fatal.
Según el relato de testigos, en la noche anterior varios individuos desconocidos habían sustraído distintos objetos del barrio, ubicado en Blas Parera al 1500, incluyendo vigas pertenecientes a una obra del Instituto Provincial de la Vivienda. La información sobre el hecho se difundió rápidamente en grupos de WhatsApp, donde los vecinos compartieron datos sobre la identidad y ubicación de los sospechosos.
La tensión aumentó durante la mañana, cuando aproximadamente 50 personas persiguieron a uno de los acusados. Al alcanzarlo, comenzaron a agredirlo con golpes de puño y patadas. En medio del ataque, uno de los vecinos colocó una soga alrededor del cuello del joven y lo colgó de un poste, en lo que pudo haber sido un linchamiento con desenlace fatal.
María Laura Martínez, residente del barrio, señaló: “La gente estaba muy loca. Una cosa es que quieran dar un correctivo, pero otra es que intenten ahorcarlo”. Fue en ese instante que empleados de la empresa encargada de la vigilancia de la obra intervinieron, descolgando al joven y trasladándolo a un obrador para resguardarlo. La llegada de la Policía ayudó a contener a los vecinos, quienes insistían en continuar con la agresión. Una testigo admitió: “Si no fuera por los muchachos de la empresa, hoy estaríamos hablando de una muerte”.
El informe policial indicó que el joven presentaba heridas cortantes en el rostro, golpes en distintas partes del cuerpo y una marca en el cuello provocada por la soga. Fue trasladado al Centro de Salud, donde permanece internado.
La Unidad Fiscal de Delitos contra la Propiedad, bajo la dirección de Carlos Picón, ordenó la aprehensión del acusado y anticipó que su situación procesal será definida en una audiencia cuando se encuentre en condiciones de responder a la acusación.
El hecho refleja un creciente clima de malestar en el barrio. Luciana Heredia declaró: “La calle está muy dura y la gente no quiere resignarse a que venga cualquiera a robarle”, mientras otros vecinos señalaron la sensación constante de inseguridad.
Este episodio, que estuvo a punto de convertirse en un homicidio colectivo, vuelve a poner en debate los límites de la justicia por mano propia y la urgente necesidad de reforzar la seguridad en los barrios más afectados por delitos menores y problemas de consumo.