A pocos días de concluir su mandato, el presidente Alberto Fernández se despidió del personal de la Casa Rosada, expresando que deja «un país en marcha». Destacó que se retira utilizando la misma puerta, el mismo automóvil y regresando a la misma casa por la que ingresó al comenzar su presidencia, con la certeza de haber contribuido todo lo posible durante su tiempo en el cargo.
En un discurso en uno de los patios interiores de la Casa de Gobierno, el mandatario elogió la labor de los trabajadores estatales, a quienes consideró «injustamente maltratados» y a quienes describió como «la columna que mantuvo el Estado en marcha». Antes de partir, saludó a varios empleados y se tomó selfies con ellos.
Alberto Fernández anunció que este día marcaba objetivamente su última visita a la Casa Rosada, ya que al día siguiente viajaría a Brasil para participar en la cumbre del Mercosur en Río de Janeiro, su última actividad como presidente.
Acompañado por el secretario General de la Presidencia, Julio Vitobello, y la vocera presidencial Gabriela Cerruti, Fernández expresó su satisfacción por haber restaurado los salarios de los trabajadores estatales, aunque lamentó no haber logrado resolver el problema de la pobreza.
En cuanto a la herencia que deja a su sucesor, Javier Milei, señaló que no tiene que enfrentar la carga de tener que pagar 19.000 millones de dólares al año siguiente y 18.000 millones al siguiente, como le tocó a él. Destacó que recibirá un país con la tasa de desocupación más baja en muchos años, con miles de obras públicas concluidas y en proceso, viviendas asignadas a familias necesitadas y universidades y sistemas de salud en funcionamiento y mejorados.
Alberto Fernández concluyó su despedida de la Casa de Gobierno citando a Luis Alberto Spinetta: «Como dice el Flaco en su Cantata de Puentes Amarillos, no me hagan decir que todo el tiempo pasado fue mejor, mañana es mejor».