El diputado nacional Mariano Campero realizó un amplio análisis sobre el momento político y económico que atraviesa el país, en un contexto marcado por las recientes elecciones bonaerenses y por la designación de Lisandro Catalán como nuevo ministro del Interior de la Nación. En una entrevista concedida al diario La Gaceta, el dirigente tucumano advirtió acerca de lo que definió como una “estrategia desestabilizadora” impulsada por el peronismo y planteó la necesidad de que el Gobierno nacional tome decisiones que combinen sensibilidad social con una ofensiva firme contra la corrupción.
Campero puso en relieve la trayectoria de Catalán y expresó que su llegada al gabinete era un movimiento esperado dentro del esquema político nacional. Contó además que ya le había hecho llegar sus felicitaciones y sus mejores deseos para la tarea que le espera. Sin embargo, marcó que, si bien la macroeconomía muestra señales de estar orientada en la dirección correcta, ese factor por sí solo no es suficiente si no se complementa con políticas concretas dirigidas a los sectores de mayor vulnerabilidad social.
En su análisis, el diputado señaló que el peronismo recurre a lo que él llamó “temas nobles” —como la educación universitaria, la atención a la discapacidad o la salud pública— para intentar socavar el equilibrio fiscal y forzar situaciones de inestabilidad institucional. A su entender, la postura presidencial de llevar los vetos a la Justicia constituye una oportunidad que la oposición peronista aprovecha para “atar de pies y manos al Gobierno” y conducirlo hacia una crisis política.
Campero también dedicó parte de sus declaraciones a la cuestión de la corrupción, un flagelo que, en su opinión, ha marcado negativamente a la Argentina durante las últimas décadas. Aseguró que, al mismo tiempo que respalda el rumbo económico adoptado por el oficialismo, resulta imprescindible avanzar sin concesiones contra las prácticas corruptas. En este sentido, advirtió que si llegaran a comprobarse hechos de corrupción, las consecuencias podrían significar un retroceso de hasta 20 años para el país.
En cuanto al papel de la oposición, el legislador remarcó las diferencias con el comportamiento del justicialismo. Recordó que durante la gestión de Alberto Fernández, a la que calificó como un “desastre”, la oposición se mantuvo con una actitud responsable y no intentó desestabilizar. A su juicio, el peronismo actúa hoy de manera muy distinta, buscando generar un clima de inestabilidad.
Al proyectar los meses que se avecinan, el dirigente tucumano subrayó que el principal desafío del Gobierno será sostener la estabilidad económica sin desatender a los sectores sociales más golpeados por la crisis. Cerró su reflexión destacando que una gran parte de los tucumanos desea que la actual administración tenga éxito, aunque al mismo tiempo reclama gestos de empatía y sensibilidad. Y concluyó con un mensaje contundente: sumarse a una agenda de desestabilización no sería una postura coherente.