Luego de que se oficializaran los resultados electorales en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Leandro Santoro —uno de los principales exponentes del peronismo en el distrito— compartió una evaluación crítica del panorama político actual, luego de haber sido elegido legislador por la lista Es Ahora Buenos Aires. A pesar de no haberse impuesto en la elección general frente al candidato de La Libertad Avanza, Manuel Adorni, Santoro ofreció una lectura del momento político que, según él, revela transformaciones significativas en el ánimo del electorado porteño.
Desde su perspectiva, el resultado de los comicios no solo implicó una nueva configuración institucional, sino que también puso en evidencia una pérdida de representatividad por parte del PRO, fuerza que lideró el gobierno de la ciudad durante más de tres lustros. En declaraciones contundentes, Santoro aseguró que “el PRO, como proyecto político, dejó de representar a la mayoría de los porteños”. Según su análisis, los ciudadanos emitieron un mensaje claro y directo a través del voto: el modelo de gestión que se prolongó por más de quince años ha llegado a su fin. “Se ha cerrado el ciclo del abandono”, afirmó, aludiendo a lo que interpreta como un hartazgo frente a una administración que, a su juicio, desatendió problemas estructurales de la capital.
Pese a no haber obtenido la victoria global, el referente peronista rescató ciertos avances institucionales y territoriales que considera altamente valiosos. Uno de los aspectos más celebrados por Santoro fue el crecimiento de la representación del peronismo en el ámbito legislativo de la ciudad: su espacio logró sumar dos bancas en la Legislatura porteña. Además, destacó que se impusieron en seis comunas, lo cual constituye, según él, un avance importante en términos de consolidación territorial y construcción de poder desde las bases.
Estos logros parciales, explicó el legislador electo, revelan un desplazamiento en las preferencias de una parte significativa del electorado, que estaría buscando nuevas alternativas políticas frente a las dificultades no resueltas que afectan cotidianamente a los habitantes de la ciudad. Para Santoro, se trata de un síntoma del desgaste del oficialismo local, que ya no logra articular una respuesta eficaz a las necesidades sociales, económicas y urbanas que presenta el distrito.
A pesar de que reconoció sin rodeos el resultado general de la elección —que dio como vencedor a Adorni—, Santoro enfatizó la legitimidad del proceso democrático y la importancia de respetar la voluntad popular. “Las urnas han hablado, han expresado una decisión que es inapelable”, manifestó con claridad. No obstante, remarcó que esta elección también dejó en evidencia el agotamiento de un modelo de gestión que, desde su óptica, ha dejado pendientes muchas promesas y ha generado un creciente malestar entre sectores amplios de la sociedad porteña.
Con un tono crítico pero constructivo, Santoro dejó entrever que el nuevo escenario político podría abrir la puerta a una reconfiguración del mapa porteño en los próximos años, donde el peronismo, fortalecido en ciertos espacios, buscará posicionarse como una alternativa viable frente al ciclo de gobiernos del PRO que, para él, muestra signos evidentes de desgaste y pérdida de sintonía con la ciudadanía.
