Florencia Arietto, senadora de La Libertad Avanza, protagonizó un tenso con Ricardo Canaletti: «Yo también pondría a trabajar a los procesados»

En un debate televisivo intenso transmitido en el programa de Jonatan Viale en TN, del Grupo Clarín, se produjo un enfrentamiento entre Ricardo Canaletti, periodista especializado en temas judiciales, y María Florencia Arietto, abogada y política, en torno a una propuesta controvertida impulsada por el gobierno de Javier Milei. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, ha promovido la idea de que los presos en Argentina trabajen de forma obligatoria durante su condena, lo que generó opiniones divergentes durante el programa.

La discusión principal giró en torno a si esta medida de trabajo obligatorio debía aplicarse exclusivamente a los condenados con sentencia firme o si también incluiría a los procesados, es decir, aquellos que aún no han recibido condena pero permanecen en prisión preventiva. Esta diferencia fue el núcleo del conflicto entre Canaletti y Arietto.

LA DISCUSIÓN ENTRE ARIETTO Y CANALETTI

Canaletti hizo énfasis en que forzar a los procesados a trabajar sería una violación a sus derechos fundamentales, ya que, bajo el principio de presunción de inocencia, estas personas no pueden ser tratadas como culpables hasta que se demuestre lo contrario. En contraste, Arietto defendió la idea de que trabajar en la cárcel, incluso para los procesados, podría ser positivo para su eventual reinserción social, además de evitar que «no hagan nada» durante su tiempo en prisión.

El debate subió de tono cuando Canaletti pidió aclaraciones a Arietto sobre su posición respecto a los procesados. “¿Estamos hablando de condenados o de procesados?”, preguntó el periodista, subrayando que una gran mayoría de los reclusos en Argentina están procesados, no condenados. La respuesta de Arietto fue directa: “Yo pondría a trabajar a los procesados también”.

Esta afirmación generó una fuerte reacción de Canaletti, quien recordó que sin una condena firme, los procesados siguen siendo inocentes ante la ley. “¿Ponemos a trabajar a un tipo que es inocente? Fantástico, doctora”, comentó irónicamente. Sin embargo, Arietto se mantuvo firme, justificando que los procesados que permanecen en prisión preventiva lo hacen porque hay una “semiplena prueba” de su culpabilidad y existe riesgo de fuga o de entorpecer la investigación.

Para Arietto, no existe razón para que estas personas no trabajen mientras esperan el resultado de su proceso judicial, argumentando que dicha experiencia podría serles útil una vez que recuperen su libertad: “¿Qué tiene de malo que trabajen? ¿Vos te pensás que el trabajo es algo malo?”, cuestionó desafiante.

Por su parte, Canaletti insistió en que la prisión preventiva no es una forma de castigo, sino una medida cautelar para evitar que los procesados escapen o interfieran con el sistema judicial. TRABAJO OBLIGATORIO O VOLUNTARIO

Dentro de este contexto, el periodista destacó que forzar a los procesados a trabajar sería una injusticia: “El tipo está preso, pero no por culpa; está preso porque lo tienen que investigar”, explicó, y añadió que la mitad o más de los presos en el país son procesados y no deberían ser tratados de la misma manera que aquellos que ya han sido condenados.

Arietto intentó relativizar la situación sugiriendo que el trabajo dentro de las cárceles no debe considerarse un castigo, sino más bien una oportunidad: “Quizás le sirve para cuando salga”, afirmó, a lo que Canaletti respondió que obligar a trabajar a alguien sin una condena firme sería una violación al principio de presunción de inocencia.

El intercambio entre ambos fue cada vez más tenso, con Canaletti criticando la politización del debate y Arietto manteniéndose firme en su postura pragmática: “Si está ahí adentro, ¿qué tiene de malo que aprenda plomería o carpintería?”. Este choque dejó al descubierto la brecha entre una perspectiva más garantista, representada por Canaletti, que prioriza los derechos de los procesados, y una visión más dura, defendida por Arietto, que parece alinearse con una postura que busca agradar a ciertos sectores de la opinión pública.

CÁRCELES NO PREPARADAS

Pese a lo discutido, la propuesta del gobierno continúa generando polémica, sobre todo en lo que respecta a su aplicación en aquellos que siguen siendo considerados inocentes. Además, surgen interrogantes sobre si las cárceles argentinas están equipadas para implementar este tipo de programas laborales, dada la falta de infraestructura y logística en estos centros penitenciarios.

Al final, esta iniciativa se convierte en un tema polémico que puede desviar la atención de la preocupante situación económica que afecta a la mayoría de la población, ya que garantiza la polarización de opiniones, genera debates en los medios de comunicación y acapara titulares en los portales de noticias.