El cierre de la jornada electoral en Tucumán no solo trajo consigo el recuento de votos y porcentajes, sino que también dejó al descubierto una grieta interna dentro del oficialismo provincial. Lo que comenzó como una espera cargada de expectativa por los resultados provisorios terminó convirtiéndose en un episodio de alta tensión en el centro mismo del poder político tucumano: la Casa de Gobierno.
Según reconstruyeron distintas fuentes, el conflicto estalló durante la noche del domingo, en el antedespacho del gobernador Osvaldo Jaldo. En ese lugar, donde se reunían funcionarios y dirigentes a la espera de las cifras finales, se produjo un fuerte cruce verbal entre la intendenta de San Miguel de Tucumán, Rossana Chahla, y Claudia Jaldo, hermana del mandatario provincial.
Testigos aseguran que el clima era de nerviosismo y desánimo, especialmente por los números adversos que llegaban desde la capital tucumana. En ese contexto, Claudia Jaldo se dirigió a la intendenta con tono recriminatorio y una frase que marcó el punto más álgido de la discusión: “No le podés hacer esto a mi hermano”, en alusión directa a la derrota del peronismo en el principal distrito electoral de la provincia.
La pérdida de votos en San Miguel de Tucumán significó un golpe político importante para el jaldismo, que tenía expectativas de ampliar su representación en la Cámara de Diputados. Fuentes del entorno oficial reconocieron que la reacción de Claudia Jaldo sorprendió a los presentes, y que la tensión fue tal que varios funcionarios intentaron intervenir para evitar que la discusión escalara aún más.
De acuerdo con los trascendidos, Chahla respondió con firmeza y sin perder la compostura, negando cualquier tipo de deslealtad o falta de compromiso con el proyecto provincial. La intendenta recordó que su equipo había trabajado de manera coordinada durante toda la campaña y que incluso había presentado personalmente al gobernador un detallado cronograma de actividades proselitistas.
El episodio puso en evidencia la incomodidad del oficialismo con los resultados en la capital, donde, pese a conservar la intendencia desde 2023 tras una victoria contundente sobre el bussismo, el espacio de Chahla no logró garantizar una diferencia suficiente que impulsara al peronismo a retener una banca más en el Congreso.
Ante la tensión generada, el propio Osvaldo Jaldo decidió intervenir para calmar los ánimos y poner fin a la discusión. Más tarde, desde su entorno confirmaron que el gobernador tiene previsto mantener un encuentro privado con Chahla en los próximos días para “evaluar lo sucedido y reforzar la coordinación política e institucional entre la Provincia y el municipio capitalino”.
Sin embargo, detrás de ese intento de contención, varios dirigentes interpretan el episodio como una manifestación de los conflictos soterrados dentro del oficialismo tucumano, especialmente entre el núcleo más cercano al gobernador y el espacio político que responde a la intendenta capitalina.
A pesar de la evidente tensión, ambas partes intentaron transmitir serenidad una vez que el hecho tomó estado público. Un colaborador del gobernador minimizó la situación al afirmar que “son discusiones normales después de una elección intensa”, mientras que fuentes allegadas a Chahla aseguraron que “la intendenta jugó plenamente con el oficialismo y mantiene la voluntad de seguir trabajando junto al gobierno provincial”.
