El presidente Javier Milei protagonizó este miércoles una de las entrevistas más tensas desde su llegada a la Casa Rosada, en un mano a mano con Eduardo Feinmann que estuvo cargado de momentos incómodos. Las preguntas directas sobre su gestión y sobre problemáticas cotidianas de los argentinos, como las dificultades para llegar a fin de mes, pusieron al mandatario visiblemente nervioso, evidenciando cierta falta de costumbre frente a cuestionamientos más incisivos, algo a lo que no está expuesto cuando concede entrevistas a periodistas como Luis Majul o Joni Viale, quienes suelen realizar notas más distendidas y amables.
Durante el intercambio, Feinmann no dudó en repasar temas polémicos, como la escandalosa renuncia de José Luis Espert, generando que Milei mostrara signos de incomodidad y defensividad. La tensión se incrementó cuando el conductor le reprochó no haberle concedido previamente una entrevista exclusiva, lo que derivó en un cruce en tono de chicana: “¿Sabe cuánto le agradezco esta charla franca? Es que es la primera vez que me da una nota desde que es Presidente”, señaló Feinmann, haciendo alusión a que Milei suele seleccionar con cuidado a los periodistas a quienes concede entrevistas. A esto, el libertario respondió con un gesto irónico: “Uh, no me llore. No seas llorón”.
El mandatario, por su parte, buscó justificar su actitud y sus limitadas apariciones mediáticas mencionando su agenda recargada, a pesar de que venía de participar en un recital por el que había estado ensayando varios días: “¿Sabe qué es lo que conspira en que haga notas contra usted? Yo en general trabajo de 6 a 24”, explicó, tratando de contextualizar sus restricciones de tiempo.
Milei agregó que la entrevista se dio en un momento excepcional, ya que su agenda había sido reorganizada tras un intenso viaje, permitiéndole un margen para dialogar con Feinmann: “Usted está en el momento… en mi horario, en un horario que es muy complicado. ¿Sabe por qué pude venir hoy? Porque como venía de un viaje, que era un viaje intenso, me acomodaron la agenda para que estuviera más liberado. ¿Y sabe qué dije? Quiero ir de Feinmann. Acá estoy. Estoy”. Con estas palabras, el presidente intentó suavizar el tono de la conversación y mostrar disposición, aunque manteniendo un estilo directo y a veces desafiante que caracterizó toda la entrevista.
En resumen, la nota con Feinmann mostró a un Milei incómodo y a la defensiva, poco acostumbrado a las preguntas que confrontan sus gestiones y decisiones, intercalando momentos de humor irónico y justificaciones sobre su apretada agenda para intentar equilibrar la tensión y mantener el control de la conversación.