Hacia el cierre de su discurso, el gobernador bonaerense Axel Kicillof elevó el tono de sus declaraciones y lanzó un duro cuestionamiento hacia el presidente Javier Milei, al que instó a modificar sus prioridades. En lugar de continuar con sus constantes viajes internacionales y de participar en eventos con representantes del poder económico que —según sus palabras— están sacando rédito de la actual situación del país, el mandatario provincial le exigió que se ocupe de los efectos reales de sus políticas.
Kicillof planteó que el jefe de Estado debería dejar de lado las celebraciones con los sectores que se ven beneficiados con sus medidas y, en cambio, debería tener la voluntad de acercarse al territorio, mirar cara a cara a la población afectada y tomar conciencia del profundo daño que —a su entender— está provocando.
En ese marco, lo desafió a que se tome el tiempo de visitar personalmente los barrios populares del conurbano bonaerense, así como también las zonas productivas y comerciales de la provincia. Allí, sostuvo el gobernador, se evidencian las consecuencias negativas de las decisiones del Gobierno nacional: paralización en los parques industriales, contracción en la producción, caída del turismo y una grave afectación en el comercio local.
Con sus palabras, Kicillof buscó visibilizar el contraste entre la gestión provincial, que define como cercana a la gente y comprometida con los sectores vulnerables, y la administración nacional, a la que acusa de estar desconectada de la realidad del pueblo, enfocada en beneficiar intereses concentrados y de abandonar sus responsabilidades sociales esenciales.