En una publicación en X, la usuaria @amicussra comentó que el apodo «Bichacruel», usado por algunos kirchneristas para referirse a la vicepresidenta, fue una ocurrencia surgida después de un debate en el que, según esta visión, Victoria Villarruel había arrasado con los comentarios de Eduardo Rossi. La usuaria calificó el apodo de «genialidad» y destacó que a la vicepresidenta le parece divertido.

Lo interesante es que, a pesar de no haber sido mencionada directamente ni etiquetada, Villarruel reaccionó a este comentario de manera irónica. «Me hace mucha gracia que me llamen así. Es un apodo épico, aunque lamentablemente lo idearon los K, pero de todas formas me hace sonreír», respondió Villarruel, dejando claro que no se toma el asunto con seriedad. Con este gesto, la vicepresidenta no solo dejó en evidencia que tiene sentido del humor, sino que también aprovechó para introducir una crítica sutil hacia Lilia Lemoine, quien había hecho comentarios negativos sobre ella en una entrevista reciente.
Días antes, Lemoine había señalado en una entrevista que Villarruel utilizaba recursos del Senado para hacer campaña. Además, en un tono más fuerte, la exdiputada comparó a la actual vicepresidenta con Cristina Kirchner, sugiriendo que Villarruel había sido aún más traidora que la expresidenta. Lemoine argumentó que, a pesar de haber sido un mal presidente, Alberto Fernández fue apoyado por Cristina Kirchner, quien no lo atacó ni lo desacreditó. Según su análisis, Cristina, a pesar de sus diferencias con Fernández, supo guardar su ego y cumplir con su rol como vicepresidenta. En cambio, según Lemoine, Villarruel llegó a la vicepresidencia gracias a Javier Milei, quien fue quien realmente recibió los votos de la gente, y no Villarruel por sí misma.
Lemoine continuó su crítica señalando otros aspectos del comportamiento de Villarruel, acusándola de tener un ego desmedido y de hacer comentarios inapropiados, como llamar «jamoncito» al presidente. También mencionó que, al igual que Cristina Kirchner, Villarruel había causado controversias en la política exterior, como cuando generó tensiones con Francia, y alegó que se había desentendido de los problemas que surgieron cuando los diputados visitaron el penal de Ezeiza. La exdiputada incluso la acusó de ser parte de uno de los momentos más oscuros de la historia argentina por su relación con Isabelita Perón, en un gesto que para Lemoine resultó poco adecuado en el contexto político de la época. Finalmente, concluyó que, a diferencia de Cristina, Villarruel no defendía a los militares por miedo a las repercusiones políticas, eligiendo alinearse con un sector moderado para evitar conflictos.
De esta manera, a través de una serie de comentarios y respuestas indirectas, se desató un nuevo capítulo en la disputa interna del espacio libertario, con Villarruel, de forma sutil, respondiendo a las críticas de Lemoine mientras escalaba las tensiones en el seno de la política argentina.
