El arribo de Karina Milei a la provincia de Tucumán, el pasado jueves, tenía como propósito afianzar su rol político y avanzar en la consolidación de una red partidaria propia de La Libertad Avanza (LLA) en el interior del país. Sin embargo, lo que pretendía ser una muestra de fortaleza terminó dejando al descubierto serias debilidades, tanto en su estrategia personal como en la organización nacional del espacio libertario.
El acto en el club Villa Luján fue presentado como el regreso formal de Karina Milei a la escena pública, aunque rápidamente se transformó en un episodio criticado. Su intervención fue catalogada por analistas y medios como un “discurso accidentado”, con una oratoria débil y frases consideradas vacías. La difusión de grabaciones sin edición puso aún más en evidencia sus titubeos, errores y falta de fluidez, lo que derivó en un amplio debate sobre las falencias comunicacionales del oficialismo, señaladas desde hace tiempo como uno de sus principales puntos débiles.
El evento se desarrolló, además, en medio de un clima social adverso. Afuera del predio se congregaron manifestantes, en su mayoría familiares y personas con discapacidad, quienes protestaron contra el vaciamiento de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) y la suspensión de subsidios. La figura de Karina, mencionada en denuncias vinculadas a presuntas irregularidades dentro de ese organismo, fue uno de los blancos directos de los reclamos.
Durante la jornada, otra situación amplificó la polémica: una fotografía de Karina Milei y Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados, en una pose cercana fue difundida en redes sociales y medios. La imagen, en un contexto cargado de acusaciones de corrupción que involucran a ambos, alimentó rumores y se volvió rápidamente tendencia.
Más allá del episodio puntual, el viaje dejó al descubierto falencias estructurales que atraviesan a LLA en todo el país:
En este marco, el desembarco de Karina Milei en Tucumán buscaba instalarla como figura política con protagonismo propio, más allá de su rol como asesora de su hermano, el presidente Javier Milei. La idea era mostrarla como la principal articuladora del partido y capitalizar su influencia en las decisiones estratégicas del gobierno. Sin embargo, la apuesta no resultó como se esperaba: su mensaje fue considerado un fracaso comunicacional, plagado de inseguridades y frases genéricas que no lograron transmitir liderazgo en un momento de gran tensión social.
El impacto negativo del discurso se combinó con el escándalo de la fotografía junto a Menem y las protestas contra los recortes en la ANDIS, generando la percepción de que Karina Milei no consiguió proyectar la autoridad política que se proponía.
A la par de estas dificultades, ambos dirigentes aparecen vinculados a investigaciones por presunta corrupción:
En síntesis, lo que buscaba ser una demostración de fuerza terminó convirtiéndose en un boomerang político: el intento de instalar a Karina Milei como referente partidaria nacional expuso, en cambio, las fragilidades comunicacionales, organizativas y éticas de La Libertad Avanza en un escenario donde las tensiones sociales y las denuncias de corrupción no dejan de crecer.
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